En un día bastante soleado la gente asistió a los diferentes camposantos cruceños. En La Cuchilla hubo forcejeos entre gendarmes y vendedores de comida

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3 de noviembre de 2017, 4:00 AM
3 de noviembre de 2017, 4:00 AM

“¿Le rezo a su almita?”, “¿le cantamos algo?”, son algunos de los ofrecimientos que se escucharon todo el tiempo en los cementerios cruceños para el Día de los Difuntos. Algunas madres de familia con sus hijos, o niños y jóvenes solos se acercaban a las familias reunidas en torno a un sepulcro y a cambio de un poco de comida o la ‘voluntad’ de las personas rezaban y cantaban. 

La familia Vela era una de las que esperaba con diferentes masitas y refrescos a los visitantes. Una de las integrantes de los Vela, Delina, vive en Argentina desde hace 50 años, y desde entonces viene anualmente para esta fecha a velar a sus seres queridos. “Vengo a visitar a mis padres y hermanos. Hay que cumplir la costumbre y mostrar el cariño que tiene uno por los padres”, dijo Delina. 

Y si se habla de visitas, una de las tumbas más concurridas en el Cementerio General fue la de Max Fernández, fundador de Unidad Cívica Solidaridad; a cada momento se acercaban personas. Incluso estuvieron sus hijos Johnny y Roberto Fernández. 

Adonde no va mucha gente, según los cuidadores del cementerio, es al lugar donde está enterrada la cantante cruceña Gladys Moreno. “La tienen descuidada a doña Gladys”, dijo uno de ellos. 

Controles 

Ángel Torres, jefe de la Guardia Municipal, indicó que fue un Día de los Difuntos relativamente tranquilo en cuanto a los controles, ya que no se registraron incidentes mayores. “Salvo una que otra lata de cerveza que intentaron meter, la gente se ha comportado bien. Están aprendiendo que en estas fechas se debe guardar respeto por la memoria de los muertos”, indicó Torres.  

El funcionario también mencionó que son muy pocas las personas que intentan llevar bandas o mariachis a los cementerios, algo que se prohibió hace muchos años, pero que era cumplido a medias. 

Pedro Galarza, de la Dirección de Defensa al Consumidor, explicó que se estuvo haciendo un control estricto de los vendedores de comida ambulante para que tuvieran las condiciones higiénicas adecuadas.

Producto de este control permanente hubo varios decomisos en estos puestos de comida, lo que generó forcejeos y gritos entre los vendedores y los gendarmes municipales.