Las infracciones más comunes son no respetar el semáforo en rojo, alta velocidad con puertas abiertas y no alzar niños ni ancianos. Los sancionan con multas y capacitación. Ellos también cuentan su realidad 

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19 de julio de 2018, 4:30 AM
19 de julio de 2018, 4:30 AM

Un promedio de diez conductores, de diferentes líneas de micros, están cayendo a diario en las manos de los agentes encubiertos que la Dirección de Servicios Públicos de Tránsito ordena salir a controlar a los choferes, para detectar si cometen infracciones que ponen en riesgo a sus pasajeros (niños, jóvenes, personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y personas con capacidades diferentes) durante sus viajes.

Erland Monasterio, jefe de la unidad encargada de estas acciones, indicó que los conductores al ser encontrados cometiendo alguna infracción son notificados y sus motorizados son retenidos en Tránsito.

Ayer, poco más de un mes después de iniciados los operativos, en el patio de la unidad policial había algunos vehículos retenidos por circular en malas condiciones, mientras que otros fueron detectados pasándose la luz en rojo de los semáforos, desarrollando altas velocidades con las puertas abiertas y también por ignorar a niños, estudiantes y ancianos que no son levantados por los micreros.

El jefe policial recordó que estas acciones se desarrollan hace años, pero que en este último tiempo se incorporaron otros elementos para prevenir no solo los accidentes, sino también para neutralizar a gente que se camufla en las aglomeraciones dentro de los micros para robar.

“Las primeras semanas durante las acciones intensivas, se retuvo hasta 50 unidades por día, por diversas infracciones. Fue efectiva la idea de los agentes encubiertos pues ahora los malos conductores bajaron en un promedio de 10 al día”, explicó Monasterio y añadió que las sanciones si bien traen consigo pagos de multas, “la acción es fundamentalmente de carácter educativo y moral, para velar por la prevención”.

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Asfixiados por el tiempo    

Más de 30 choferes, que fueron ‘cazados’ por los agentes encubiertos de la Policía en un par de días, estaban ayer en el salón de reuniones para recibir la capacitación vial, a la que están obligados a asistir por una hora y donde tienen que escuchar la charla técnica de un facilitador en seguridad.  

El suboficial mayor Julián Barroso, con 32 años de servicio, indicó que uno de los problemas más graves por los que atraviesan los choferes es el tiempo que le imponen por vuelta en sus líneas o los fiscales de esas líneas. Por cada atraso, según los conductores, los multan entre Bs 30 y 40. 

“Eso es bastante para lo que ganan a diario. Por eso tienen que adelantar a veces de forma brusca, generar miedo y riesgos para no ser multados”, comentó Barroso, antes de iniciar las charlas con los infractores.

El suboficial no solo se limita a observar lo malo, sino también mira la otra cara de la medalla y cómo algunos conductores imprudentes, que se paran en lugares inadecuados, pierden tiempo y dejan en mala posición al resto de sus compañeros, porque por recuperar tiempo circulan realizando movimientos imprudentes.

En medio de estas acciones de prevención, ayer se conoció que un chofer de un micro en estado de ebriedad provocó dos accidentes, huyó de la Policía y podría ser enviado a la cárcel.

Dos choferes hablan

De la línea 71 
Se llama Juan y fue capacitado ayer. “Yo respeto a los niños, también a los ancianos. Yo también fui niño y seré anciano así que los respeto.  Hay ancianos que dan pena, sufren abandono y no tienen nada y nosotros tenemos que ayudarles”.   

De otra línea
Su nombre es Óscar y ayer pasó los cursos porque fue llevado por infractor. Los cursos son buenos, creo que están haciendo bien. A veces la mayoría de los choferes son empíricos y nos hacen mucha falta estos cursos. A mí me da pena también los niños y viejitos, por eso los alzo. A veces el micro está lleno y no podemos y la gente protesta, entonces nada podemos hacer”, dijo. Otro chofer de micro, en pleno curso, dijo que las multas por atrasos les aflige en el trabajo diario.