El gobernador admite que hubo que adaptarse a una situación incómoda, pero se eligió avanzar. Marinkovic dice en Twitter que este no es el texto por el que votó Santa Cruz y Urenda critica haberse sometido a un “inefable Tribunal Constitucional”

El Deber logo
31 de enero de 2018, 6:00 AM
31 de enero de 2018, 6:00 AM

Hubo que esperar que la fina chilchina que bañaba la plaza 24 de Septiembre firmara una tregua, para que el gobernador Rubén Costas tomara la pluma negra y firmara el decreto departamental con el que se promulga el Estatuto del Departamento Autónomo de Santa Cruz. La norma, votada por los cruceños el 4 de mayo de 2008, por fin se adaptaba a la Constitución Política del Estado y entraba en vigencia ante la mirada de unas 3.000 personas -autoridades políticas y eclesiásticas, funcionarios públicos y militantes de Demócratas-, que intentaron varias veces entonar el grito de autonomía, aunque ya sin el fervor de cuando esta idea política congregaba a cientos de miles.


Cuando Costas tomó el micrófono, lo hizo para repasar un poco la historia. Recordó que en uno de esos encuentros que convocaba a miles, en el segundo cabildo, se definió exigir la elección de prefectos y tramitar un referendo para preguntarle a cada departamento si quería ser autónomo. También recordó épocas que calificó como de posverdad, como de mentira institucionalizada. “Fueron momentos difíciles, marcados por la confrontación, por enfrentamientos exacerbados, por discursos perversos, alimentados por profesionales provocadores de la ira, con un solo objetivo: enfrentarnos entre hermanos. Una Santa Cruz aislada, una Bolivia rota, una matanza entre hermanos; les hablo afortunadamente de la historia que nunca sucedió”, contó.


En la plaza ya no llovía. Los ponchillos y paraguas que se habían cotizado hasta en Bs 10 y 30, respectivamente, ahora se vendían por la mitad. La gente se animaba a salir del poco refugio que brindaban los árboles de la plaza, a liberarse de los ponchillos; pero justo en ese momento, en su discurso, Costas abrió el paraguas a las críticas que se le venían encima. 


Acababa de asegurar que la elección de prefectos, el referendo por las autonomías departamentales previo a la Constituyente y el reconocimiento de la autonomía en la Carta Magna eran éxitos estratégicos, pero también eso los obligó a adaptar a la nueva Constitución un texto que había sido aprobado por el 86% de los votantes en un referendo.   


“Alguien podría decir que no fue una victoria perfecta, e incluso hay quienes, alimentados de la ingenuidad del radicalismo, lo consideraron una derrota. Lo cierto es que hacer política es también saber elegir en situaciones incómodas. Y nosotros elegimos no estancarnos y avanzar con una adecuación que nos permita desarrollar la autonomía dentro de los límites impuestos en la Constitución”, dijo. 


Ya en las redes circulaba la carátula del estatuto autonómico original, tuiteada por su autor, el abogado Juan Carlos Urenda. En el texto que acompañaba la carátula se podía leer una crítica al proceso que Costas celebraba en la plaza: “El texto aprobado mediante Referéndum Departamental de 4 de mayo de 2008, es muy distinto del sancionado hoy siguiendo las instrucciones del inefable Tribunal Constitucional centralista actual”. 


Eso no fue todo. Antes de que Costas se bajara de la tarima instalada en el frontis de la Casa de Gobierno y recibiera el aplauso de sus socios políticos, autoridades de otros departamentos, del alcalde Percy Fernández y del arzobispo Sergio Gualberti, otro tuit cuestionaba su alegría. Venía de alguien que suele ser parco en las redes sociales, que rara vez se pronuncia, que lleva años sin poder volver a Santa Cruz y que en el día anterior había sido uno de los olvidados en el homenaje de la Asamblea Legislativa Departamental: Branko Marinkovic. 


“El estatuto aprobado hoy no es el estatuto por el cual votamos los cruceños. No es el estatuto que impulsamos desde el Comité”, dijo el expresidente del Comité Cívico, acusado de supuesto terrorismo por el Gobierno y asilado político en Brasil.


La ‘ayuda’ en redes para el gobernador vino de la acera más imprevista, la del MAS. El director departamental de Autonomías, Pablo Javier Deheza, publicó en su muro de Facebook: “Se celebra la adecuación y promulgación del Estatuto Departamental de Santa Cruz, finalmente depurado de contenidos separatistas”.  El estatuto original, previo a la Constitución Política del Estado actual, pretendía que las administraciones departamentales tuvieran competencia sobre el régimen electoral, tierras, recursos naturales y Policía. Eso, desde el nivel central de Gobierno, fue tildado como separatista.


Respuesta anticipada

Costas, al parecer, ya se olía las críticas. Las había considerado ‘ingenuas’, provenientes del ‘radicalismo’, y trató de mostrar que había hecho autonomía al andar. Ahí se refirió a sus éxitos como prefecto y gobernador en proveer agua potable, alcantarillado y caminos al departamento. Luego se dispuso a explicar por qué es importante este estatuto. Mencionó cuatro motivos: no se limita a enumerar sus competencias exclusivas, sino que trata de desarrollar qué quiere hacer el departamento con ellas; abre la posibilidad de solicitar al nivel central la administración de competencias no listadas en la Constitución, desarrollarlas normativamente e incluso poder administrar la justicia; incorpora el pacto fiscal como una de las principales fuentes de financiamiento de la autonomía, y se reconocen derechos para las mujeres, pueblos indígenas y grupos vulnerables, como niños, adolescentes, adultos mayores y personas con capacidades diferentes. 


Luego de juzgar que se había hecho mayor luchando por la autonomía, que ahora los que eran niños en tiempo de los cabildos son hijos legítimos y herederos del proceso, que el fin del sistema público es  “garantizar el bienestar de los ciudadanos, pero todos tenemos la obligación de hacernos partícipes para cofinanciar esa solidaridad”, aseguró que la lucha por una justa distribución de recursos entre el nivel central del Estado y los gobiernos autonómicos también será ganada con el tiempo.


Agradeció, dijo que había llegado el momento de poner en manos de los jóvenes la responsabilidad del futuro, pero no borró a su generación del mapa político. “Pero también sé que la experiencia es una buena compañera para la juventud”.


Abajo lo esperaban los alcaldes Luis Revilla (La Paz) y José María Leyes (Cochabamba). Los dos aseguraron que fueron testigos de un momento histórico, importante para el país para avanzar en el proceso autonómico. Más allá, sentado, rodeado de gendarmes, estaba Percy Fernández, con su sonrisa de siempre, acompañado de Angélica Sosa, que cree que lo que hagan las generaciones que vengan estará bien hecho.