En los primeros tres meses del año 47 personas fueron arrolladas por conductores que escaparon. La unidad de Casos Especiales de Tránsito los busca. En Roboré, una funcionaria municipal arrolló a un hombre supuestamente tras fugar de otro accidente

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22 de abril de 2018, 4:30 AM
22 de abril de 2018, 4:30 AM

Atropellar y escapar dejando herido o muerto a un peatón es algo que sucede en promedio cada dos días en Santa Cruz. Así lo reflejan los casos que atiende Tránsito de la Policía, a la cabeza del coronel José Luis Pereira. En los primeros tres meses de 2018 fueron registrados 47 atropellos por parte de conductores que se dieron a la fuga; de estos accidentes, siete derivaron en muertes.


Sin embargo, la fuga no siempre significa impunidad. Así lo demuestra el esclarecimiento de dos de las siete muertes, una porque la víctima quedó con la matrícula del vehículo incrustada en el pecho, lo cual facilitó la captura, y la otra gracias a un trabajo meticuloso de un policía investigador que durante dos semanas revisó 30 cámaras de seguridad e hizo trabajo de campo como agente encubierto en los mercados, hasta capturar al responsable del atropello con muerte de un taxista en La Ramada.    


Aún quedan cinco prófugos que están siendo buscados, señala el teniente Jorge Maiza, de la unidad de Casos Especiales, donde se indagan todos estos hechos y se buscan elementos que permitan dar con los autores. 


Además, hay otros casos de atropellos con fuga que han dejado a 40 personas con diferentes grados de lesiones, que también son indagados, de los cuales en la mitad se tienen pocos indicios, sin embargo, una pequeña pista o un detalle puede derivar en la resolución del hecho, como ocurrió en el caso del taxista arrollado en La Ramada.

 
Accidentes, números y dramas
En el Encuentro Internacional de Seguridad Vial realizado en Santa Cruz, se lanzaron datos como que el 30% de los hechos violentos en el país tienen que ver con accidentes viales. 
El año pasado, en el informe de gestión de la Policía, se indicó que en 2017 hubo un promedio de 95 peatones atropellados cada mes  y que la mayoría de los accidentes son causados por imprudencia de los conductores (57%), seguido por el exceso de velocidad (14%) y finalmente el estado de embriaguez (11%). 


Pero detrás las cifras frías de las 163 muertes trágicas y 3.362 personas heridas (entre enero y octubre de 2017 a escala nacional), se esconden los dramas de los afectados y el dolor por las pérdidas de seres queridos. 


La abogada Leticia Valeria Adrián señala que los atropellos con fuga son situaciones perturbadoras para la familia de las víctimas que, además del daño emocional y sicológico por la pérdida de su ser querido, enfrentan la angustia de ver que el responsable no responda ante la justicia. 


Citó como ejemplo un caso ocurrido recientemente en Roboré, donde una mujer que atropelló y mató a un hombre solo fue imputada por homicidio en accidente de tránsito, sin incluir la omisión de socorro, delito en el que, en su criterio, incurrió al dejar tirada en el piso a su víctima. 


“Cuando los vecinos la capturaron, la responsable del hecho gritaba que no llamen a la Policía; estaba más preocupada por su pellejo que por que salven la vida de la víctima”, dijo la jurista.


Una de las últimas tragedias se vivió en Roboré el 10 de abril, cuando un hombre fue atropellado en la puerta de su domicilio por una funcionaria municipal que conducía sin licencia y que estaba huyendo luego de arrollar a dos motociclistas a los que dejó lesionados. 


Las normas
El Código de Tránsito establece que fugar tras de un accidente y omitir el socorro a las víctimas es una infracción de primer grado. En tal sentido, el Código Penal establece como sanción el homicidio y lesiones graves y gravísimas en accidente de tránsito, de uno a tres años de prisión, pero hay omisión de socorro, la pena aumenta de uno a cinco años.

El caso del ‘frutero’ que atropelló y mató a un taxista en La Ramada resulta emblemático contra la impunidad | Foto: Fernando Soria

Al huir, agudizan la tragedia y complican su situación jurídica 


El año pasado, un peatón, de 22 años y en estado etílico, fue arrollado por un auto cuyo conductor se da a la fuga. El hombre falleció, pero un testigo anotó algunos dígitos de la matrícula. El mayor Ramón Salazar, perito en accidentología, señala que en ese hecho, cuando se interceptó al responsable se encontró el vehículo impecablemente lavado y aspirado. 


Sin embargo, le llamó la atención que los pernos que sujetaban la placa tenían óxido, lo que indicaba que habían sido removidos, y llevó a deducir que la sacaron para arreglar las abolladuras del parachoques tras el atropello. 


La ‘hilacha’ conductora
“Cuando la grúa levantó el auto, noté que debajo del chasís, había incrustada una hilacha de color azul que correspondía a la camisa que estaba usando el fallecido”, contó Salazar. Luego, con la prueba de luminol, se comprobó que había restos de sangre en el vehículo, pese a haber sido lavado y la prueba de alcoholemia reveló que el conductor también estaba en estado etílico, lo cual, al igual que la fuga, agravó su situación.


Además, hay otros hechos en que los responsables en realidad son los peatones, como el sucedido el año pasado en el viaducto del cuarto anillo de la avenida Cristo Redentor, donde hay señalización que indica “prohibido peatones” y una mujer que fue embestida falleció. El conductor, que cumplía todas las normas, no fue preso. 


El policía señala que fugar tras arrollar a alguien solo empeora la situación jurídica, pues además de ser pasibles a imputación por homicidio o lesiones en accidente de tránsito, se le puede agregar el de omisión de socorro. Eso sucedió por ejemplo con el sujeto que atropelló al taxista Efraín Aliaga el 15 de marzo en La Ramada.


Parar puede salvar una vida 
Noemí, hija de Efraín, al saber que en lo que va del año, además de su padre, otras 46 personas fueron arrolladas por conductores que fugaron, cree que los ciudadanos deben tomar conciencia de que por más grave que sea la situación lo primero que deben hacer es auxiliar a la víctima y pedir asistencia médica al instante. “Esto puede significar salvar una vida”, señala.


También refiere que se debe tomar conciencia de que la prisa que se lleve en un vehículo no justifica atropellar a alguien y que la distracción del teléfono celular debe ser controlada por las autoridades, pues una simple distracción puede derivar en una tragedia.