Los informales han copado la acera de la av. El Mechero, del Plan, y también persisten en vender en alrededores de los antiguos Los Pozos y La Ramada. La Alcaldía dice que hace controles permanentes y que el ordenamiento es un proceso que implica a todos

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23 de junio de 2018, 8:00 AM
23 de junio de 2018, 8:00 AM

La Alcaldía no logra consolidar del todo el reordenamiento de los mercados, que comenzó en septiembre de 2017, pues los ambulantes insisten en usar los espacios públicos liberados con el traslado de comerciantes a los nuevos centros de abastecimiento, al punto que en el Plan Tres Mil es imposible caminar por las aceras. 

EL DEBER recorrió esta zona y los antiguos mercados Los Pozos y La Ramada, donde los informales y los llamados ‘desdobles’, es decir, comercios que exceden sus locales instalados en tiendas, han copado aceras y vías.

En los alrededores del mercado Los Pozos la ‘lucha’ de la Guardia Municipal por mantener limpias las calles es diaria, pero hasta ahora no se consigue despejarlas del todo. Allí hace más de tres meses que las vías fueron ‘limpiadas’ de comerciantes, los cuales fueron llevados al nuevo mercado minorista de la avenida Alemania, casi octavo anillo, pero algunos grupos persisten en intentar vender, en especial en las calles  6  de Agosto y  Campero, vías que han convertido el centro en un punto conflictivo, porque, además, allí se asientan los denominados cachivacheros, que venden artículos de dudosa procedencia y de segunda mano. 

Ayer se observó a guardias haciendo controles en el lugar y no había asentamientos en las calles Suárez Arana y en parte de la Campero, pero en la zona de los cachivacheros se vendía de todo, desde celulares hasta verduras.

Asimismo, en la calle 6 de Agosto había comerciantes asentados vendiendo prendas de vestir. También se observó vendedores cargando sus productos en la mano.

Esto llevó el pasado miércoles a que comerciantes del nuevo mercado Los Pozos, encabezados por Rodolfo Ochoa, marcharan hasta el lugar para exigir un mayor control.

La situación es mucho más complicada en la av. El Mechero, del Plan Tres Mil, donde unas ocho cuadras hacia la rotonda han sido copadas por vendedores de verduras, abarrotes, carne de res, pollo y ropa. Allí, los productos que están en cajas y bolsas han sido acomodados sobre la acera, uno encima de otro, además en mesas y carretillas, lo que impide el paso de los peatones.

También hay gente que vende mandarinas y naranjas en las camionetas que son estacionadas en plena calzada. Allí el control de los gendarmes es casi nulo,  pues a eso de las 11:00 no se encontró a ningún guardia en el lugar. 

La avenida principal sí permanece despejada. En  este lugar, la Alcaldía construyó una alameda, donde los vecinos transitan con tranquilidad. 

La Ramada

En el antiguo La Ramada tampoco se ha podido despejar del todo las calles internas. Mientras en la av. Grigotá se puede apreciar  la amplia calzada, en las calles Sutós, Muchirí y en el pasillo paralelo a la av. Grigotá vendedores de ropa y verduras exponen sus productos en mantas y bolsas plásticas. 

Marisol Mamani, que vende ropa de lana, manifestó que quedaron fuera del traslado y, ante eso, no les queda más que vender donde por años lo han hecho. “Vivimos con miedo a los decomisos, pero dónde más nos vamos a ir. Tengo tres hijos que mantener”, sostuvo la mujer. 

Controles permanentes

Consultada al respecto, la jefa de Departamento de Control y Fiscalización de Espacio Público de la Alcaldía, Eliana Oller, manifestó que se reforzó el control en el mercado Los Pozos con un  mayor número de guardias y funcionarios que crean conciencia en la gente para que respete los espacios públicos y para que no fomente la informalidad comprando a los ambulantes. Ayer  unos 50 guardias custodiaban la zona. Hasta el miércoles solo había dos puntos fijos, de 10 efectivos cada uno. 

La funcionaria insistió en que los controles son diarios, pero que los informales cuentan con el apoyo de los dueños de tiendas, que les dan resguardo, lo que dificulta la labor de la Alcaldía. Hizo notar que muchas veces el personal se expone a agresiones, pero no abandona su función.

Con respecto al Plan Tres Mil, Oller reconoció que no existen puntos fijos de control, es decir, no hay presencia permanente de gendarmes, porque la situación en ese lugar es riesgosa y mientras la Policía no les dé respaldo, no podrán desalojar a los informales. 

Es un proceso 

Por su parte, la presidenta del Concejo, Angélica Sosa, indicó que el ordenamiento es un proceso que no ha terminado, ya que se trata de una tarea ardua y de todos los días. “No se puede indicar que en fechas que dio el alcalde, 15 de noviembre, 29 de marzo, 30 de abril, está lista la misión. Esta es una acción histórica de un traslado y ordenamiento que busca cambiar una conducta de más 40 años”, enfatizó.
Sosa dijo que las tareas de ordenamiento llevarán el tiempo que sea necesario, ya  sea meses o un año, y que este es un tema que no solo le compete al gobierno municipal, sino a toda la ciudadanía, por lo que pidió no comprar a los informales. 

Por otro lado, ayer al final del día la comuna presentó al nuevo secretario de Seguridad Ciudadana, Herland Camacho, general en servicio pasivo de la FAB y ex oficial mayor de Defensa Ciudadana, que reemplazó a José Antonio Ayala. La nueva autoridad dijo que se trabajará para hacer cumplir todas las políticas de reordenamiento urbano.