Es la cuarta mujer en presidir la Cámara Alta y la más joven de la historia en el cargo. Pide concertar las leyes de este año

El Deber logo
19 de enero de 2019, 4:00 AM
19 de enero de 2019, 4:00 AM

Antes de subir a conocer su nuevo despacho, Adriana Salvatierra (Santa Cruz de la Sierra, 1989), revisa la galería de presidentes del Senado. Su retrato será el cuarto de una mujer entre decenas de hombres. Promete que no saldrá con rostro serio en la foto.

¿Qué se siente entrar en la historia como la más joven en presidir el Senado?

Hay expectativas y una sensación de preocupación, porque es una responsabilidad muy alta por lo que significa la institución y la edad. Hay una necesidad de renovar compromiso con este proceso, con nuestra historia, con todo lo que nos trajo a ser Gobierno y es la esencia que no podemos perder

Usted fue prácticamente criada en la política. Cuando su papá era ministro usted tenía 16.
No solo de ahí. Mi mamá es altamente política.

De perfil más bajo.
El problema no es perfil, sino su sentido de práctica política y su militancia. No la va a ver en los medios de comunicación pero sí defender sus causas, activa en las redes sociales por lo que cree y por lo que defiende. Mucho de la matriz de identidad de una persona también viene de la madre. Y mi madre ha tenido una vida mucho más dura que mi padre en realidad.

¿Militante de?
Militó en las juventudes comunistas, en Chile.

¿Mamá chilena?
Sí, se conoció con mi padre cuando fue refugiado en Chile y comenzó a militar en el MIR chileno por la junta de coordinación revolucionaria que existía entre el ELN y el MIR chileno

¿Cómo llegó a ser dirigente del MAS y a la senaturía?
No formo parte de la dirigencia del MAS, aunque mi organización sí se considera parte de juventudes del MAS. Hacíamos muchas actividades, por ejemplo, uno de los espacios que más nos visibilizó con otros compañeros fue la cumbre de jóvenes del G77. Esperábamos 2.500 personas y llegaron 6.000. Era una oportunidad de construir otra imagen de la juventud cruceña, que no era de la Unión Juvenil, ni la que pateó campesinos o quemó la sede de la Central de Pueblos Étnicos.

Se la ve como una imagen dura y dogmática dentro del MAS.
Bastante. Creo que se tiene esa percepción. Puede ser, creo que lo que más admiro es poder llegar a morir como vivimos, como dice Silvio. Admiro a la gente que llega a tener el pelo blanco y sigue cuestionando los esquemas de dominación, el capital, con otro tipo de teorías complementarias.

Se la liga a la figura de Gabriela Montaño. ¿Cuál será su estilo, más cercano a la dureza de Montaño o a la conciliación de Gringo Gonzales?
Plantee a los senadores el desafío de terminar un mandato en el que el debate sea de ideas y no personal. Gabriela nunca ha reducido el debate a una confrontación personal y eso admiro de ella. Compañeras como Gabriela, Juana Quispe, Leonilda Zurita abrieron una senda por la que transitamos muchas mujeres del MAS. Además, con Gabriela tenemos la afinidad de que somos cruceñas y los cruceños tenemos un carácter similar. Además, Gabriela, como yo, se identifica con el feminismo. Este es un año en el que tenemos la necesidad de concertar.

¿Cuáles son los temas prioritarios en agenda?
Seguramente vamos a comenzar con el código procesal penal abreviado y el Sistema Universal de Salud.

Tags