En Bolivia, el 70% de las micro, pequeñas y medianas empresas son lideradas por mujeres, pero falta dar un salto a la formalidad. La mayoría emprende con negocios propios en los sectores de comercio, servicios y manufactura

29 de abril de 2024, 4:00 AM
29 de abril de 2024, 4:00 AM

Empujadas por la necesidad, motivadas por cumplir un sueño o para continuar con el legado familiar, los emprendimientos en el país tienen rostros de mujer. 

Ellas no solo lideran las micro, pequeñas y medianas empresas (mipyme), sino que también son generadoras de empleo. De diez mujeres emprendedoras, 6,4 emplean a otras personas, principalmente también mujeres (61%).

Muchas mujeres inician solas su negocio y, en la medida que los ingresos van mejorando, ven la necesidad de ampliar sus servicios y contratar a alguien que las colabore. El estudio muestra que en La Paz, el 62% de las emprendedoras es generadora de nuevos empleos; en Cochabamba, un 59%; en Santa Cruz de la Sierra, un 53%; y en El Alto, un 40%.

Así lo refleja el estudio Perfil de la mujer emprendedora en Bolivia: Dinámicas de emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal”, realizado por el Instituto de la Mujer y Empresa (IME) de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Bolivia.  

La investigación, realizada en las ciudades de La Paz, El Alto, Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba, concluye que el emprendedurismo femenino en el país es diverso y múltiple, por lo que es imposible construir un perfil único. 

“Empecé hace cuatro años mi emprendimiento. Tuve que iniciar de cero, primero aprendiendo el oficio y luego, sobre administración y a la vez tocando puertas para encontrar financiamiento”, dice Laura Delgadillo, una estilista de 30 años, que es dueña de un salón de belleza.

 Quedó sin empleo en plena pandemia y, cuando las actividades se reactivaron, vio cómo su madre volvió a levantarse haciendo cortes, peinados y manicuras, por lo que decidió seguir sus pasos. 

Trabajadora social de profesión, no dudó en estudiar maquillaje y peinado, y al cabo de cinco meses, ya tenía montado su propio salón. “Saqué un crédito que se pagó solo en pocos meses y ahora tengo dos ayudantes”, cuenta. 

Las emprendedoras se inclinan más por el sector del comercio con el 65%, seguido por los negocios con el 12% y la manufactura con el 7%, especialmente a la elaboración de alimentos.

Los sectores predominantes en el estudio son el comercio, con una representación del 65%. Este sector incluye la venta mayorista, minorista y especializada. Le sigue el sector de servicios, que representa el 20%, e incluye servicios como cuidado y tratamientos de belleza y estética, asesoría y consultoría en áreas como la salud y lo jurídico, entre otros. Por último, el sector manufacturero representa el 7% restante, mayormente enfocado en la transformación de alimentos para la venta”, dice parte del estudio. 

Otro dato relevante es que el 72% de los negocios son de propiedad única de la emprendedora; el 12% lo comparte con su esposo o pareja; un 11% con alguien de su familia; y un 3% con una tercera persona o socio no familiar.

Sobre el capital semilla con el que arrancan, el 57% de los negocios proviene de ahorros propios, el 28% de préstamos de entidades financieras, el 11% de préstamos de familiares, y el 4% restante de prestamistas y otros medios.

Para Verónica Ágreda, CEO del IME y rectora de Unifranz, el estudio permite conocer más sobre los emprendimientos de las mujeres y entender de mejor manera las dinámicas de la informalidad y formalidad. 

“El street data, la información desde la calle, nos muestra las cosas como realmente son. Muchas veces somos detractores de la economía informal y no nos damos cuenta de que el sistema es interdependiente y que, a veces, las causales para dar este gran salto de pasar de la economía informal a la formal no dependen solamente de las voluntades, sino también de políticas públicas, de servicios financieros, de programas de capacitación y otros que hagan posible que ese paso se siga dando. Es importante conocer las realidades en las que viven nuestras emprendedoras”, destaca.

Mujer y trabajo
Perfil de la mujer emprendedora

Son el núcleo de la economía

Según datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), en Bolivia el 95% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, y el 70% de ellas es liderada por mujeres, la mayoría en la economía informal.

En este contexto, el ejercicio de una actividad independiente o la creación de una empresa –por lo general microempresa– son con frecuencia los únicos medios de los que disponen las mujeres para obtener unos ingresos que les permitan garantizar su subsistencia y la de sus hijos. 

La investigación muestra que el 56% de las emprendedoras cuenta con algún registro, siendo el más común la patente municipal (32%), que habilita para comercializar en las calles; seguida de la licencia de funcionamiento (25%), que también es otorgada por los gobiernos municipales y el NIT (24%).

Patricia Hurtado, presidenta de la Fundación Iguales, señala que las mujeres están subrepresentadas en la economía formal y hace notar que muchas se autoemplean, porque esto le permite conciliar su vida laboral con la familiar, y también porque “el mundo formal está diseñado más para los hombres”. 

Las mujeres autoemprenden, hacen su tienda de barrio, su taller de costura o su pensión; y esa es la economía informal, que no hay que estigmatizarla porque también genera ingresos y empleo”.

Destaca que es necesario destrabar el emprendimiento femenino, con políticas públicas que hagan que el emprendimiento sea más fácil, con regímenes tributarios más sencillos y ágiles.

También ve necesario impulsar programas para formar a mujeres empresarias. “Se pueden hacer muchos planes, desde educar a nuestras niñas para que se enamoren de la ciencia y crean que pueden ser biólogas, científicas o tener empresas tecnológicas”, apunta.

Conectadas

Un 76% de las emprendedoras usa el internet a diario o varias veces a la semana. De las que usan, el 41% lo hace para impulsar su negocio, un 40% para chatear con clientes a través de aplicaciones de mensajería, el 30% para ingresar a plataformas de videos, un 23% para estudiar y el restante 8% para otras funciones.

En cuanto a las formas de cobro, todas las emprendedoras prefieren el pago en efectivo. El segundo medio de cobro más utilizado es el código QR por la facilidad transaccional que representa. En tercer lugar, se encuentran las transferencias bancarias y, por último, el cobro por tarjeta de crédito o débito y otros pagos, como Tigo Money o similares. 

El perfil 

En Bolivia, el perfil de la mujer emprendedora o empresaria es diverso y complejo, influenciado por factores sociales, económicos y culturales. El estudio revela la imposibilidad de definir un único perfil, identificando tres grupos principales en función de la edad, nivel educativo y habilidades digitales. 

Se destaca que la edad impacta tanto en el nivel de instrucción como en el uso de servicios digitales, a nivel de competencias y bancarización digital. Pero también el nivel de instrucción influye con relación a las habilidades digitales.

La edad promedio de las mujeres emprendedoras es de 39 años, aunque se observan variaciones regionales de concentración de gente joven en El Alto y Santa Cruz de la Sierra, con un rango etario entre 17 y 78 años. 

La educación secundaria prevalece como el nivel más común, aunque algunas áreas muestran un mayor porcentaje de mujeres con estudios superiores. Lo que pone en evidencia que nos encontramos frente a mujeres capacitadas, ocho de cada diez mujeres tienen estudios de secundaria, nivel técnico o universitario.

Otros datos relevantes fueron que, por ejemplo, el 76% de las encuestadas se considera a sí misma como jefa de hogar, mientras que el 56% es dueña de su propia casa, dice el estudio.