Rafael Yuste, investigador brillante, es miembro también del Consejo Asesor sobre Inteligencia Artificial (IA) del Gobierno español. Trabaja en el estudio de la memoria humana y promueve los ‘neuroderechos’

29 de abril de 2024, 7:00 AM
29 de abril de 2024, 7:00 AM


Rafael Yuste fue uno de los exponentes en el encuentro ‘Diálogos con el futuro’ que por primera vez se llevó a cabo en la ciudad de Tarija. Su presencia en suelo tarijeño causó expectativa entre los más de 400 participantes.
EL DEBER tuvo la oportunidad de entrevistar a Yuste, el neurobiológo español, que se desempeña como director del Centro de Neurotecnologías de la Universidad de Columbia en Nueva York (EEUU).

Yuste lidera una investigación para desarrollar los métodos ópticos y eléctricos para mapear y manipular la actividad de todas y cada una de las neuronas del cerebro. El desafío es descifrar el código neuronal y hasta ahora, como él menciona, se avanza.

¿La Inteligencia Artificial y las neurotecnologías son amenazas para el humano?

Son neutras. En realidad se pueden utilizar como cualquier herramienta, todo depende del uso que les des. Lo veo como grandes oportunidades y animaría a los lectores a que sean optimistas y positivos. Estamos en un cambio hacia adelante, a veces cuando hay un gran cambio te quedas desconcertado y puedes tener un poco de miedo.

Pero en este caso son cambios que vienen de la mano de los científicos y médicos, yo les animaría a tener confianza en las mismas personas que estamos desarrollando estos métodos.

Estamos trabajando con parlamentos y senados de las Repúblicas en el mundo para garantizar que se respeten los derechos humanos básicos.

Hablando de su especialidad, ¿cuánto avanzan las neurotecnologías?

Las neurotecnologías son métodos y dispositivos para registrar la actividad cerebral y para cambiarla. Esto se ha empezado a desarrollar en laboratorios de investigación como el nuestro, en la Universidad de Columbia de Nueva York (Estados Unidos), con el interés de ayudar a los pacientes.

La idea es poder entrar al paciente que tiene enfermedades cerebrales, como el Alzheimer, Parkinson, epilepsia, discapacitación mental y todas las enfermedades.

¿Por qué se busca explorar el cerebro humano?

Necesitamos entrar a los cerebros, mirar lo que ocurre y cambiarlo, pero las tecnologías son neutras y se puede utilizar para el bien o mal. Son las mismas tecnologías las que nos permiten ayudar. Por ejemplo, en el cerebro de un esquizofrénico y evitar los problemas que tiene. Pero descodificar la actividad mental o alterarla no debe ocurrir.

¿Las neurotecnologías son parte del proyecto BRAIN que se aplica en Estados Unidos?

Hace una década le propusimos al expresidente de EEUU, Barack Obama lanzar un proyecto para desarrollar neurotecnologías con el objetivo de ayudar a los pacientes y esto lo tomó a pecho el exmandatario, que le cambió el nombre y lo llamó el proyecto BRAIN.

Actualmente, involucra a más de 550 laboratorios en Estados Unidos y en todo el mundo, con un presupuesto anual de casi $us 900 millones.

Este proyecto está desarrollando todo tipo de neurotecnologías para su utilización en la clínica. Entonces, desde el punto de vista vamos muy bien.

¿Usted considera que hubo avances en la investigación sobre las neurotecnologías?

El proyecto BRAIN está todavía a mitad de recorrido, pero ha mapeado, por ejemplo, los tipos de neuronas que existen en el cerebro. Este revolucionario proyecto de investigación en el que participaron medio centenar de los mejores neurocientíficos de todo el mundo busca cartografiar el cerebro humano.

Esto es un resultado histórico que se publicó el año pasado y se ha podido empezar también a mapear la actividad cerebral en animales pequeños, que es un primer paso para poder mapear y manipular la actividad cerebral de los cerebros humanos.

Este proyecto solo se concentra en Estados Unidos o se replicó en otros países del mundo?

El proyecto ha sido copiado en otros países en 2017 porque se lanzaron proyectos parecidos en China, Japón, Corea del Sur, Australia, Canadá, Israel y la comunidad Europea. Estamos en un momento de inversión histórica en neurotecnologías en varios países del mundo.

Usted se refirió a la aprobación de una ley de los neuroderechos, ¿cuál es el objetivo de esa propuesta legal?

Estamos interesados en algo que llamamos ‘neuroderechos’ que significa proteger la actividad cerebral de los ciudadanos para que todas estas neurotecnologías tan potentes no se utilicen de una manera indebida. Aunque esto parezca algo ingenuo, hemos conseguido el interés en varios países.

Por ejemplo, en Chile, Río Grande Do Sul (Brasil) y los Estados de Colorado y California (Estados Unidos) con la aprobación de proyectos de ley para poder proteger la actividad cerebral de los ciudadanos. Estamos poco a poco por buen camino para a la vez de desarrollar estos métodos también poder aplicar normas para que las tecnologías se utilicen para el bien común.

¿Por qué se busca la aprobación de este tipo de ley en los países?

Con esta ley de los ‘neuroderechos’, se busca proteger la privacidad mental para que el contenido de la actividad cerebral no pueda ser decodificado sin el consentimiento de la persona y también a la integridad de la actividad cerebral para que no sea manipulada. Creemos que es un derecho humano básico.

¿Cómo visualiza al mundo del futuro con las neurotecnologías y la Inteligencia Artificial (IA)?

Yo creo que será un mundo mejor, yo lo veo como un nuevo renacimiento y una especie de doblar en la esquina para que podamos dejar atrás las desigualdades y los prejuicios que hemos heredado de otras generaciones y cambiar nosotros mismos.

Y para que sea una sociedad más libre y una ciudadanía más feliz con menos problemas. Por eso trabajamos por el bien de la humanidad.