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10 de abril de 2019, 4:00 AM
10 de abril de 2019, 4:00 AM

Había una vez una niña que iba al colegio. Era muy pequeña y la escuela era muy grande. Pero cuando la niña vio que podía entrar en su aula directo desde la puerta principal se sintió feliz.

Una mañana, la maestra dijo: -Hoy vamos a hacer un dibujo. “Qué bueno”, pensó la niña. Le gustaba dibujar leones y tigres, pollos y vacas, trenes y barcos. Y sacó su caja de crayones y empezó a dibujar.

Pero la maestra dijo: - ¡Esperen! No empiecen todavía. Ahora vamos a hacer flores, dijo la maestra. “Qué bueno” –pensó la niña. Le gustaba hacer flores rojas, anaranjadas y azules. Pero la maestra dijo, - ¡Esperen! Yo les mostraré cómo. Y dibujó una flor roja, con un tallo verde en el pizarrón. La niña miró la flor de la maestra y miró su propia flor, le gustaba más la suya. Pero no lo dijo, dio vuelta la hoja e hizo una flor como la de la maestra.

Otro día, la maestra dijo: -Hoy vamos a hacer algo con plastilina. - “Qué bien” –pensó la niña. Le gustaba la plastilina. Podía hacer víboras y muñecos de nieve, elefantes y ratones, autos y camiones. Y empezó a apretar y tironear su bola de plastilina. Pero la maestra dijo: - ¡Esperen! No empiecen, vamos a hacer un plato. -“Qué bueno” –pensó la niña. Le gustaba hacer platos. Pero la maestra dijo: - Yo les mostraré cómo hacer un plato hondo.

La niña miró el plato de la maestra y el suyo. Le gustaban más su plato pero no lo dijo e hizo un plato como el de la maestra.

Muy pronto la niña aprendió a esperar y a observar, y a hacer las cosas como su maestra. Entonces ocurrió que la niña y su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad y ella tuvo que ir a otra escuela.

Esta escuela era aún más grande que la otra y no había una puerta directa hasta su clase. Tenía que subir unas escaleras y caminar por un corredor hasta a su aula. El primer día de clases, la maestra dijo: -Hoy vamos a hacer un dibujo. “¡Qué bueno!”, pensó la niña. Y esperó que la maestra le dijera qué hacer, pero ella no dijo nada.

Cuando llegó hasta la niña dijo: - ¿No quieres hacer un dibujo? -Sí –dijo la niña. - ¿Qué vamos a hacer? -No lo sé hasta que no lo hagas –dijo la maestra. - ¿Cómo lo hago? –preguntó la niña. -Como quieras –dijo la maestra. - ¿Y de qué color? –preguntó la niña. -Cualquier color, si todos hicieran el mismo dibujo y usaran los mismos colores, ¿cómo sabría quién lo hizo?

-No lo sé –dijo la niña. Y empezó a hacer flores rosadas, anaranjadas y azules. Le gustaba su nueva escuela, pese a que no tenía una puerta directa desde afuera. Así fue feliz, siendo ella misma. Creando a su modo.

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