El canciller conversó sobre la política exterior boliviana. Mencionó que existe el riesgo de que se consolide un sistema de bipolaridad en el mundo. Bolivia trabaja para insertarse en diferentes bloques mundiales. Considera importante la participación del presidente Luis Arce en la Cumbre del Brics

6 de agosto de 2023, 4:00 AM
6 de agosto de 2023, 4:00 AM

El presidente Luis Arce asistirá a la Cumbre del Brics, que se celebrará del 24 al 26 de este mes en Sudáfrica. ¿En qué contexto se produjo esa invitación?

La invitación es producto de un proceso de acercamientos. Cuando iniciamos el Gobierno, en noviembre de 2020, veíamos un escenario internacional complejo en el que se estaba desarrollando una disputa hegemónica entre Estados Unidos y China. Veníamos de la guerra comercial que se desató durante la era (del presidente Donald) Trump y vimos que esa tendencia sería cada vez más compleja. Incluso, con la posibilidad de que se generara una bipolaridad en el mundo en diversos ámbitos: económico, financiero y tecnológico, por lo tanto, era importante pensar en cómo Bolivia iba a situarse en un escenario de esa naturaleza. Antes de que se produjera la crisis que existe en Europa del Este por la confrontación bélica en Ucrania, había señales por las tensiones que existían en el mundo. Producto de ese análisis veíamos que para preservar los intereses de Bolivia y de su gente deberíamos trabajar por fortalecer el multilateralismo y afianzar nuestra relación bilateral con países estratégicos, aunque en algunos era complejo, como en el caso de Estados Unidos, y abrirnos a todas las posibilidades de articulación en el mundo sobre la base del respeto a nuestra soberanía y nuestra autodeterminación. Con esa perspectiva estratégica hemos venido trabajando en todos estos años y creo que hemos cumplido.

-¿Cómo están las relaciones con los países vecinos?

Hemos logrado consolidar una relación que hace viable nuestra cotidianidad económica. Mantenemos un flujo económico con Argentina, Brasil, Chile, Perú, incluso en menos medida con Paraguay. Preservamos esas relaciones, las fortalecimos y, en algunos casos, administramos esas relaciones porque no teníamos una perspectiva ideológica muy afín, pero las gestionamos para preservar ese flujo económico.

-¿La política exterior se sustenta en la afinidad ideológica?

No, entre los países priman intereses de los pueblos. Obviamente, cuando existe una afinidad ideológica puede haber una interlocución más fluida. Sin embargo, la labor de la diplomacia consiste en tender puentes con todos, incluido con los que tengamos más desencuentros. Creo que hemos logrado administrar bien nuestras relaciones, aún con países con los que tenemos visiones diferentes o complejas. Podemos citar como ejemplo el caso del señor (Jair) Bolsonaro (en Brasil), no coincidíamos en varios aspectos, pero hemos logrado avanzar en ejecutar medidas en favor de los ciudadanos de nuestros países. De igual manera no compartíamos visión con el señor (Sebastián) Piñera (en Chile), pero igual avanzamos porque era necesario que lo hiciéramos, más aún en un escenario de pandemia. En la gestión del señor Piñera se emitió una ley migratoria que obligaba a los bolivianos a regularizarse cada cierto tiempo, pero en resguardo de nuestros conciudadanos logramos flexibilizar esa medida.

-Bolivia se abstuvo de votar en la ONU para sancionar a Rusia por el conflicto bélico con Ucrania. ¿Hacia dónde apunta la diplomacia boliviana?

He dicho muy claro que nuestro temor es que pueda haber una bipolaridad en el mundo. La última vez que hubo bipolaridad, Latinoamérica la pasó muy mal porque se conformaron dos bloques: Estados Unidos-OTAN, por un lado; por el otro la desaparecida Unión Soviética (URSS) y el Pacto de Varsovia. En esa época, Estados Unidos desplegó en nuestros países la denominada doctrina de Seguridad Nacional que justificó la instalación de gobiernos militares, de un proceso de represión a los que consideraban militantes del comunismo. Ahí era legítimo asesinar, apresar, torturar, violentar los derechos humanos y hacer desaparecer personas para mantener la seguridad dentro de su área de influencia. Por eso, no somos partidarios de que haya esa bipolaridad y existe ese riesgo de que se construya, pero no la queremos. ¿Qué es lo que conviene a Bolivia? Eso es lo que tenemos que ver. ¿Cómo preservamos los intereses de los bolivianos y las bolivianas de la mejor forma? Estamos trabajando en la estrategia de articularnos con toda la comunidad internacional. 

Bolivia ha tenido la capacidad de participar del encuentro de altos dignatarios de estados entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)-Unión Europea. Hay una voz muy explícita de que América Latina y el Caribe están dispuestas a fortalecer las relaciones con Europa, pero en términos diferentes a como sucedía en décadas pasadas. ¿Tenemos materias primas?, sí. ¿Podemos compartirlas?, también. Sin embargo, no igual que antes. No podemos enviar nuestras materias primas a precios bajos para que las devuelvan procesadas con un valor mil por ciento más elevados. Queremos transferencias tecnológicas y compartir iniciativas económicas y ser creativos para complementarnos de uno y el otro lado del océano Atlántico. El momento culminante ha sido nuestra presencia en Bruselas cuando mostramos nuestra capacidad de articularnos con los países de la UE. Hemos planteado varios puntos y quedará en el futuro en que se puedan expresar en iniciativas económicas concretas y de provecho para nuestro país.

-Se cuestiona que en ese encuentro Bolivia solo presentó dos proyectos en la plataforma de negocios (Global Gateway) propuesto por la UE. ¿Cuál será el provecho para el país?

Acá hay una mala comprensión porque no se entiende lo que significa el Global Gateway. La Unión Europea pensó esa estrategia hace un par de años atrás como una respuesta a la iniciativa de la Ruta de la Seda y el Collar de Perla que impulsó China para fortalecer su flujo comercial en el mundo, que consistió en desarrollar una serie de infraestructura en asociación con otros países. Ejecutaron obras, como carreteras y puertos para que fluya mejor su comercio con la comunidad internacional. 

En la actualidad China es el principal socio comercial de 120 países del mundo. La Unión Europea dice que tiene unos 300.000 millones de Euros para potenciar y sustentar este Global Gateway. En los últimos años Europa potenció a África, pero cambiaron la visión. Es ahí donde está la confusión. El Global Gateway es una iniciativa parecida a la Ruta de la Seda y el Collar de Perla para el comercio de Europa. Ellos, para darle una tónica propia incluye el desarrollo digital, la energía verde y otros elementos. Hemos tenido mucho acercamiento para que Bolivia forme parte de estas posibilidades que todavía hay que analizar. ¿Qué espera Europa con estos 45.000 millones de Euros?, dinamizar su economía. Muy pocos recursos son para cooperación. Tenemos buenas relaciones con la Unión Europea que es una de las partes en el conflicto de la Europa del Este. 

Surgió la invitación a la cumbre de los Brics, de la que forma parte Rusia, pero participan países emergentes y de economías muy potentes, como Brasil, India, China y Sudáfrica. Ellos representan el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de la economía mundial. Hemos sido capaces de articularnos con diferentes bloques.

-Las relaciones con Chile estuvieron casi congeladas por causa de los juicios en la Corte de La Haya, pero recientemente cobraron un impulso por los casos de criminalidad en las fronteras. ¿Cómo estamos con Chile?

Es una relación de necesidades y de intereses confluyentes. Somos países vecinos y tenemos una diferencia histórica que es la posición boliviana de reivindicación marítima que es rechazada por Chile, porque consideran el tema cerrado después del fallo que emitió la Corte Internacional de Justicia, pero para nosotros no es un caso zanjado porque se puede trabajar en el diálogo bilateral constructivo. Más allá de eso, no podemos borrar de la realidad la vecindad que tenemos. No podemos borrar de la realidad que hay un comercio que viene de puertos chilenos hacia Bolivia, de productos bolivianos que son enviados al mundo desde las terminales marítimas de Chile. Hay miles de bolivianos que viven y desarrollan su actividad en Chile, conformando una importante comunidad en ese país. 

En nuestras fronteras hay situaciones complejas, como la posibilidad de cometer ilícitos que debemos combatir de un lado y otro de la frontera. Nuestra relación con Chile luego de lo altisonantes con relación a lo conflictivo, tiene una suerte de relación continuada. En ese afán generamos una hoja de ruta en el año 2021, coincidimos en unos puntos y en otros teníamos especificidades, pero hemos dado a conocer esos momentos a través de comunicados públicos. Generalmente nuestra gestión se ha caracterizado por llevarlos a través de los canales diplomáticos, aunque hay otros que saltan los niveles mediáticos, como el caso de los autos robados. A comienzos del próximo mes habrá una reunión de fronteras, con autoridades de ambos países para encaminar tareas.

-¿Cómo explica los recientes acuerdos entre los ministros de defensa de Bolivia e Irán?

Por un lado, en este caso ha existido mucha desinformación; por otro ha habido muchos prejuicios y estigmatización negativa. Con relación a la desinformación, nuestro ministro de Defensa (Edmundo Novillo) viajó a Teherán como parte de un relacionamiento que viene desde hace años atrás, cuando iniciamos relaciones diplomáticas. No fue suscrito acuerdo de ninguna naturaleza, porque para llegar a eso debe participar el Ministerio de Relaciones Exteriores después de cumplir con una serie de procedimientos y una carga burocrática enorme. Además, no tenemos ningún afán bélico. Es una relación de pueblos que están construyendo una amistad. 

Con Irán pudimos avanzar en aspectos de cooperación, como por ejemplo que en la ciudad de El Alto se cuente con el hospital Iraní. También tuvimos la donación de un laboratorio de nanotecnología, que está en la Escuela Militar de Ingeniería en La Paz. Cuando hablo de estigmatización negativa y de prejuicios me refiero a que Irán ha avanzado tecnológicamente producto de sanciones económicas recibidas del gobierno de EEUU y que a nosotros podría servirnos. Construyen tractores de buena calidad y con precios interesantes. Alguna vez se abrió la posibilidad de que tuviéramos una fábrica de tractores y de biofarmacéutica. Sin embargo, no podemos avanzar en eso porque existen sanciones de Estados Unidos. Hay productos bolivianos que pueden interesar a Irán, como los alimenticios y posiblemente en el futuro baterías de litio.

-¿Cómo afecta a Bolivia los casos de narcotráfico?

El narcotráfico es un flagelo mundial, no es solo de Bolivia. Siempre hay prejuicios y tenemos que trabajar para superarlos. Existe el caso del avión de procedencia boliviana (alquilado por BoA que llevó media tonelada de droga a España), pero seguramente habrá otros casos, por ejemplo, de un buque cargado con droga de otras procedencia. El narcotráfico corrompe y se abre brecha por todos lados y es un fenómeno que afecta a la mayoría de los estados. Lamentablemente la guerra declarada contra la droga, hasta militarmente por Estados Unidos en territorios ajenos, ha fracasado. Es tiempo de repensar la lucha contra el narcotráfico porque se ha visto a escala internacional que es una lucha que estamos perdiendo. En Bolivia es una excepción y una particularidad porque seguimos un modelo propio, no acatamos el modelo estadounidense de represión, de militarización. Nuestra estrategia consiste en la erradicación de coca, en concertación con la sociedad, de ver alternativas en aspectos productivos y nos hemos apoyado, de forma responsable, en la Unión Europea, el modelo boliviano ha resultado más exitoso. No quiero decir que sea la solución, pero es una perspectiva exitosa en términos comparativos.

Rogelio Mayta
Rogelio Mayta

PERFIL

*Docente universitario

*Abogado de profesión. Nació en La Paz el 16 de septiembre de 1971. Es docente universitario. Ejerció como asesor jurídico en diferentes entidades públicas, privadas y organizaciones sociales. Defendió a las víctimas de octubre de 2023. Es ministro de Relaciones Exteriores.