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16 de septiembre de 2019, 4:00 AM
16 de septiembre de 2019, 4:00 AM

 Ya van más de cinco semanas de intenso fuego en los bosques cruceños. Se siente el profundo dolor de haber perdido cuatro vidas en Santa Cruz y seis a escala nacional. Queda la tristeza y desolación por la destrucción de la fauna y la flora.

Ya van dos sábados con saldo luctuoso. Aún hay 51 incendios en diferentes municipios, con el agravante de que los alcaldes se quedan sin recursos propios, igual que la Gobernación.

La semana pasada se anunció la creación de un comando único de operaciones, junto con el Gobierno nacional, pero este aún no arranca, mientras las llamas siguen devorando todo a su paso. El discurso dice que el Gobierno tiene recursos para enfrentar la emergencia, los hechos demuestran que es un evento incontrolable, que urge declarar desastre nacional.

 Héroes de verdad son los que trabajan en los bosques, unos apagan las llamas, otros rescatan animales.

Ellos saben lo que es darse sin necesidad de una recompensa. Ellos avanzan en ese objetivo, mientras hay otros que están en el cálculo de intereses, del porcentaje que sacan aquí o allá, porque están afanados en la búsqueda de poder a toda costa. De estos últimos hay en todos los frentes y extremos de la política. Los primeros son la plasmación de la fe y la convicción de que se puede creer en días mejores.

Los segundos se ponen en evidencia y la vida les cobra factura. Ojalá que la fuerza del amor de los que se ofrendan sirva para inspirar a los que solo corren por y para sí mismos.

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