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13 de septiembre de 2019, 4:00 AM
13 de septiembre de 2019, 4:00 AM

El TSE vetó una encuesta realizada por el sistema universitario estatal, junto con organizaciones no gubernamentales. Lo extraño de la decisión es que los argumentos del Órgano Electoral solo se dieron a conocer cuando se revelaron los resultados; no cuando la UMSA (en representación de la alianza que se llama Voto informado) pidió luz verde para encarar el trabajo, dando a conocer el financiamiento y la metodología que iba a utilizar (precisamente lo que objeta el TSE en su censura).

La encuesta consultó la intención de voto de 14.000 ciudadanos, constituyendo la más grande realizada en el país durante este lapso previo a los comicios. A la censura se sumaron denuncias de que hubo llamadas ‘oficiosas’ a medios de comunicación con veladas advertencias por si se les ocurría divulgar tales datos. Lo ocurrido el miércoles es un nefasto precedente para la libertad de expresión y de opinión.

Muy tensos están los ánimos en Santa Cruz. Ayer comenzó una marcha de ‘interculturales’, que piden acabar con la pausa ambiental para que continúen los desmontes y que amenazan con cercar a la Gobernación.

A ello se sumó la violencia política sobre el segundo anillo de la ciudad. Mal hacen los dirigentes políticos que azuzan buscando la confrontación. Si hay amor por el país y por la región, lo menos que se espera en este momento tan duro es que las iniciativas sean para construir y no para destruir. Que prevalezca la sensatez y el bien común. Las heridas abiertas duran mucho más que una elección.

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