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31 de julio de 2019, 4:00 AM
31 de julio de 2019, 4:00 AM

El incremento de casos de trata y tráfico de personas en Bolivia es preocupante. Según datos de la Policía boliviana, en 2018 se registraron 430 casos. Por su parte información proveniente del Ministerio Público revela que fueron 618 las víctimas en el país.

El Ministerio de Gobierno indica que en este primer semestre van 298 casos de trata y tráfico registrados.

Este flagelo no es solo un hecho de inseguridad ciudadana, es un problema social que atraviesa las políticas públicas, la economía, etc., sin discriminar edad, sexo o condición social. Faltan campañas públicas de concienciación para que todos nos involucremos hasta bajar a cero estos lamentables hechos, que en gran porcentaje no se terminan esclareciendo, dejando luto en las familias bolivianas.

 

Es curiosa nuestra ciudad. Cada día sorprende con movimientos y decisiones que desorientan al ciudadano en vez de ayudarlo a vivir mejor, a considerar sus derechos y a cuidar de sus intereses.

Además de las obras que tienen casi asfixiado al centro de la ciudad, los arreglos esporádicos que picotean en avenidas, rotondas y demás circuitos de alto tráfico complican el tránsito.

Tampoco hay avisos previos ni se toman alternativas para actos públicos previstos y autorizados en espacios públicos. Esta mixtura de imponderables causa un caos vehicular de inconmensurables dimensiones, denigrando la vida de las personas que deben cumplir obligaciones cotidianas. La comunicación y la planificación no parecen ser el fuerte de la comuna.

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