Opinión

cara a cara

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15 de marzo de 2019, 4:00 AM
15 de marzo de 2019, 4:00 AM

El trajín de la semana escondió el sol y ventiló los malos modales. Los casos de corrupción en Cotas y sus altos salarios, las lluvias que ponen en emergencia a varios municipios, enfrentamiento y jukus muertos en Huanuni, el viaje del presidente a Viena y la coca, el narcotráfico que no frena, Carlos Mesa en Buenos Aires y el recibimiento con cara de pocos amigos, el Viracocha III que zarpó a Australia, las violaciones grupales que siguen lastimándonos a todos, el error de imprenta en la figura de Evo Morales y la patada de burro al director de Aasana, los pupitres que faltan y los alumnos en el suelo, uff... Al fin viernes.

Aunque sea injusto, aunque llueva y truene, aunque no estemos de acuerdo, pertenecer nos compromete. Justificar los aportes “voluntarios” para seguir en carrera, hacer la venia al poder traicionando las promesas y las decisiones del grupo desnaturalizan el valor que nos destaca como seres únicos y dignos. Un día “te peinan y al otro día te despeinan”. Una declinación en formato venia no es un gesto de cortesía sino de sumisión pura y dura que deja huella.

La concejala brasileña Marielle Franco y su chofer Anderson Gómes fueron asesinados en Río de Janeiro hace un año; a pesar del estruendoso hecho en ese momento el candidato Bolsonaro no condenó la violencia y pocos quedaron indiferentes al presumir que quien disparó el arma mortal fue un policía cercano a su familia. El hijo del actual presidente condenó hace meses a quienes sospechaban de la policía como autora del hecho criminal. El martes la policía civil detuvo a Ronnie Lessa, policía militar retirado, y Élcio Vieira de Queiroz, policía expulsado de la institución. La principal incógnita de este macabro hecho es conocer quién es el autor intelectual del hecho.

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