Opinión

cara a cara

El Deber logo
15 de mayo de 2019, 4:00 AM
15 de mayo de 2019, 4:00 AM

Una parte de la capital oriental, precisamente en los alrededores de la plazuela Calleja, se embellece con murales de alto sentido estético, fuerte mensaje ambientalista y oportuna intervención de 19 profesionales del arte callejero de diferentes países, en el Encuentro Internacional de Muralismo, llamado El canto de la selva. Casi en la misma dirección, a partir de ahora, la nueva convocatoria de la próxima Bienal de Arte será “lo público”, donde se podrá extender la buena iniciativa de no solo llenar de arte la ‘Ciudad de los Anillos’, sino además extender un mensaje claro y profundo. Un decir dentro de un hacer llamado arte urbano.

La justicia en California, en Estados Unidos, condenó a Monsanto, propiedad de Bayer, a pagar $us 2.000 millones ($us 1.000 millones a cada uno) y otros $us 55 millones a modo de compensación por pérdidas económicas y perjuicio moral a una pareja (Alberta y Alva Pilliod) que enfermó de cáncer atribuido al herbicida Roundup, elaborado con glifosato. Esta es la tercera vez que la justicia de ese país no le da la razón a Monsanto, compañía que insiste en afirmar que el glifosato no es cancerígeno. En Bolivia el glifosato se sigue usando.

La convocatoria a cuatro usuarios de redes sociales que supuestamente atacaron al ministro de Gobierno, Carlos Romero, reveló, por una parte, el abuso de algunas personas contra la investidura de una autoridad, sea del nivel que sea. Por otro lado, la libre expresión del ciudadano ante los temas públicos, que incluyen a autoridades, debe estar garantizada en todo sistema libre y democrático. Ayer nomás, el ministro de Gobierno desistió de denunciar por difamación a los usuarios de las redes. Tal vez entendió que luchar contra el viento es perder el tiempo y algo más.