Opinión

“Yayandu ñeere”

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30 de octubre de 2018, 4:00 AM
30 de octubre de 2018, 4:00 AM

La poesía es el fruto más prodigioso del ser humano porque expresa su esencia natural, su relación con el mundo, con la naturaleza, con el cosmos y consigo mismo. El poeta, enamorando al lenguaje, seduce a las palabras y las revela en una indiscreta epifanía. El poeta sabe que así como orar es para Dios, escribir poesía es para la humanidad; una actitud muy distinta a la de aquellos que, en nombre de la poesía, atacan a otros destilando veneno que tarde o temprano acabará en su propia sangre.

Elías Caurey es guaraní y poeta, ambos al mismo tiempo, entiende que la palabra Ñee es la que manifiesta la espiritualidad porque la palabra representa lo que somos; si nuestras palabras son de odio, envidia, rencor, es porque así somos; las palabras constituyen lo que somos y cómo vivimos. El poemario de Elías se titula Yayandu Ñeere que significa “escuchar y sentir la palabra”, esa palabra que -según el propio poeta- llega al corazón, se guarece en el alma y hace que el poeta se convierta en sus palabras.

Al leer sus poemas confirmé que somos lo que hablamos y lo que escribimos. Por eso intento alejarme de aquellas personas que pasan sus mezquinas existencias denigrando a otros, solamente para compararse con ellos, porque sus obras no poseen la calidad suficiente para hacer de ellas buenos poemarios y se quedan en una inevitable mediocridad, que los hace abominar de la sociedad, como si esta les debiera algo, y por lo tanto odiarse ellos mismos.

Elías viene de otro mundo y sigue el camino trazado por grandes poetas indígenas como Humberto Ak’abal, Hugo Jamioy, Lucila Yana Lema, Vito Apushana y Juan de Dios Yapita, poetas a los que vengo leyendo, estudiando y aprendiendo desde hace años, cuyos versos están naturalmente enlazados a la tierra, los antepasados y la naturaleza. Elías escribe para que podamos ver con los oídos y escuchar con los ojos a su pueblo guaraní. El poeta Ak’abal nos ilumina: “La poesía es fuego, / quema dentro de uno/ y dentro del otro. //Si no, será cualquier cosa, / no poesía” y Elías nos revela: “Morimos para retornar a nuestro creador/ morimos para reencontrarnos/ con nuestros ancestros; / morimos para quedarnos a vivir/ con nuestros familiares/ como espíritu tutelar de algo”. Leí su poemario y agradecí a mis ancestros por darme la vida, a la vida por permitirme leer estos poemas, a la poesía por sostenerme para ser mejor persona cada día, a los días que a mi edad son una aventura que hay que vivirla con plenitud, solidaridad y espiritualidad.

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