Opinión

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¡Y dale con que la vaca pone huevos!

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12 de mayo de 2019, 8:00 AM
12 de mayo de 2019, 8:00 AM

“En vez de llamarse 21-F debería llamarse 21-M”, afirmó Evo Morales, para justificar su desprecio a la institucionalidad democrática expresada en el referéndum del 21 de febrero del 2016. “Ustedes saben muy bien cuáles son las mentiras”, dijo Morales y evidentemente las sabemos y las volvemos a poner en el tapete:

1) Inscribir el nacimiento de un niño que no nació es, además de una mentira, un delito y Evo lo hizo. 2) Reconocer la paternidad de un niño no nacido es un delito que afecta a la fe pública y al Registro Civil Nacional; Evo lo hizo. 3) Decir que no reconoció a su “dama” y que recién reparó en ella cuando esta se alejó (“¡Ah, es la Gabriela… me pareció cara conocida!”) es mentir, Evo lo hizo. 4) Asegurar que no se sabía que la señora, que usaba la oficina de la primera dama y “trabajaba” en CAMC, la empresa contratista china más corrupta del país, es una mentira, cuando sus cercanos colaboradores aseguraron haberle comunicado que la “señora Zapata estaba usando su nombre”, al menos 5 meses antes de que el caso estallara en los medios, es una mentira y Evo la hizo.

Podría seguir argumentando respecto a quién mintió sobre el ‘caso Zapata’; demostrar que todo lo que se dijo puede ser constatado. Morales no puede negar nada de lo que de él se afirma en párrafos de más arriba, porque él lo hizo… Eso y más, reitero. Es fácil rebatirlo, pero prefiero marcarle al presidente la necesidad de que entienda que el resultado del referéndum del 21-F fue la expresión de un pueblo cansado del uso y abuso de los bienes del Estado y del Estado mismo en beneficio propio, cosa que ocurre, precisamente, por parte de Evo Morales.

La fecha a la que el presidente quiere ponerle el nombre de “día de la mentira”, es más bien el ‘parate’, que señala a los poderosos que hasta ahí llegaron, aunque es menester reconocer que Morales no se arruga en su tentación totalitaria y usa el poder para satisfacerse a cualquier costa. Así logró que el Tribunal Constitucional le abra una puerta por la parte de atrás para que siga siendo candidato, aun contra sus propias palabras, cuando reconoció su derrota: “Hemos llorado”, dijo, pero después acudió al Tribunal Electoral y propuso elecciones primarias para garantizarse la participación en los comicios de octubre.

Morales usa lo que encuentra a su paso para garantizar su candidatura, no tiene problemas con eso y está dispuesto a lo que sea. Por ejemplo, usar el TCP y el sistema electoral, para que el primero le dé respaldo legal y el otro trabaje en la reproducción del poder, militantemente, ya le dio resultado; estos últimos echaron a funcionar la “maquinita” que le permitió aumentar entre el 6% y el 9 % a su resultado oficial, ( 21-F y primarias).Es parte de la trama antidemocrática de Morales. El lector debe recordar que los resultados iniciales del referéndum y de las elecciones primarias tienen una diferencia como la señalada arriba. Esa es la “contribución” del TSE, que se dio el trabajo de validar actas nulas (tenían borrones y raspones) hasta hacer que no se vea el resultado original. Todo para argumentar empates técnicos o acudir a la cantaleta de “la mentira”.

Morales usará al sistema electoral como punta de lanza; eventualmente a la represión policial y hasta a las FFAA para seguir en el cargo. Esa es parte de su “lógica de poder”, que demuestra que el mandatario incuba el desprecio a la institucionalidad democrática desde antes de ser presidente, eso es claro. Ellos, él y sus iguales, llegan al poder por la democracia institucionalizada y, una vez adentro, dictan sus leyes, sus reglas y ahí van… con sus escuderos del Tribunal Constitucional Plurinacional, del Tribunal Supremo Electoral y las balas, los gases, las piedras o los chicotes, si acaso lo ven necesario.

No hay día de la mentira; lo que hay es un autócrata construyendo mentiras.

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