Opinión

Vendepatrias, ¡dijqué!

El Deber logo
26 de julio de 2018, 4:00 AM
26 de julio de 2018, 4:00 AM

El presidente, harto de que le recuerden el 21-F, ha llamado a sus huestes para que nos agredan y ha disparado al mundo una andanada de insultos. Es su estilo de diálogo.

A los que votamos No en el referendo de aquel 21 de febrero, a los que ahora se suman al No, a los que se lo recuerdan, a todos, nos llama “vendepatrias”. ¿Recuperar la patria de los que se la apropien es venderla? Simplemente hemos decidido que ningún presidente se quede en el trono de por vida y, en lugar de felicitarnos, nos acusa como si matáramos la patria.

Hemos decidido que los que quieran gobernarnos sean eficientes y ágiles para hacer las obras, para lograr los cambios, para tomar las decisiones que hayan prometido. Hemos decidido que después de un suficiente plazo para hacer realidad sus promesas, dejen espacio al siguiente, que también deberá ser ágil y eficiente. Así, todos serán servidores de la patria, no dueños. ¿Eso hace daño a la patria? Hace daño a sus asaltantes.

En el referendo no mencionamos a Evo Morales, pero de paso, con el No, hemos salvado a la patria de todo lo que hace un presidente que, como si fuera dueño de la patria, sigue sentado en el gran sillón más allá de todos los plazos razonables. Así, de rebote, hemos salvado a la patria de un despilfarro histórico. La hemos librado de un equipo de gobierno que con los años se ha hecho peligrosamente mediocre e ineficiente. Hemos provocado un sacudón, que pudiera cortar la rutina estéril que llega cuando se ha hecho rutinario el poder. Hemos provocado un cambio que deberá despertar el desarrollo humano y económico, dormido desde hace demasiados años. Bueno, no se sabe si duerme o si cayó del catre, porque el endeudamiento está obeso y ya no producimos ni la papa nuestra de cada día.

¿Cambiar tantos males es vender la patria? ¿O es salvarla? ¿Ve usted cómo el excesivo tiempo ahí arriba hace perder la perspectiva? Con lustros de estar parqueados en el poder, ya no se dan cuenta de quién dilapida los recursos, el prestigio y el futuro de la patria.

Evo Morales también llama “separatistas” a los que han decidido ponerle límite de tiempo a los presidentes. Pues, gracias por traer a la memoria el triste tema del separatismo, porque pareciera que hemos olvidado quién puso y quién ordenó poner una bomba en la casa del cardenal cruceño. Hemos olvidado quién pagó el pasaje para traer a Bolivia al señor Rózsa. Hemos olvidado quién contrató al fiscal Soza y quién le dio las órdenes que guiaron su macabra conducta. El separatismo pudo ser un sentimiento de muchos, pero fue estrategia del MAS atizar, novelar y manipular ese sentimiento para dominar al país y aplastar a los que se le oponían. Tampoco hemos olvidado que el más significativo paso hacia el separatismo fue la orden de azotar a los indígenas que se resistían a la colonización de su territorio por los cocaleros.

Nos insultan quizás porque hemos herido de muerte ambiciones desaforadas.

Quizás hemos unido al país alrededor de una tarea, como no lo unía nadie hace mucho tiempo.

Quizás nos queden muchas y muy grandes tareas, pero los del No hemos abierto para Bolivia la esperanza de ser una patria mejor y más unida.

Es verdad que lo hecho ha supuesto poner límites a un reyezuelo, pero también por eso tenemos el orgullo de una patriótica y hermosa misión cumplida.

Tags