Opinión

Una trágica estadística

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29 de diciembre de 2017, 4:00 AM
29 de diciembre de 2017, 4:00 AM

Un total de 179 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito ocurridos en el departamento de Santa Cruz entre los meses de enero y noviembre del año que está a punto de concluir, de acuerdo con un informe recientemente emitido por el Organismo Operativo de Tránsito. Los picos más altos de esos lamentables sucesos tuvieron lugar en junio y septiembre, con 31 decesos cada mes. La trágica estadística es atribuida, principalmente, a infracciones graves de las normas de circulación como conducir en estado de ebriedad o con exceso de velocidad.

Otra de las causas es atribuida al mal estado de las rutas o su deficiente señalización junto a la falta de controles más rigurosos y de sanciones más duras. 

Un balance similar indica que en Cochabamba, y en el mismo periodo de tiempo, hubo 1.500 accidentes con un saldo de 200 muertos y 1.760 heridos. La carretera que vincula a ambas regiones es señalada como la más peligrosa del país, donde la máxima velocidad que se puede imprimir es de 80 kilómetros por hora, pero son frecuentes los casos en que los conductores irresponsables alcanzan y hasta superan los 120 km/h. En otras ciudades del país también son frecuentes los desenlaces fatales por hechos de tránsito que, según un informe de la Organización Mundial de la Salud, colocan a Bolivia como el tercer país de la región con más muertes por accidentes viales.

Uno de los últimos accidentes tuvo por escenario la carretera que conduce a Camiri, en cercanías de la localidad de Peji, entre un bus que transportaba 47 pasajeros y un camión cisterna cargado con 20 mil litros de gasolina. Un menor de edad, hijo del chofer del primer vehículo, murió tras ser expulsado por una ventana mientras diez personas resultaron heridas como consecuencia del violento impacto que se produjo por 'alcance', debido a que el conductor del bus se quedó dormido y no pudo esquivar al cisterna cuando este motorizado redujo su marcha en un área de rompemuelles. Pudo ser una tragedia dantesca por cuanto, tras el choque, se produjo una importante fuga de combustible del depósito averiado. Un chispazo hubiese causado una explosión con consecuencias terribles para los ocupantes de ambos vehículos.
Es de esperar que por las fiestas de fin de año, ya muy próximas, las carreteras se conviertan en vías para un transporte seguro en vez de seguir cobrando un tributo de muerte. Hace falta generar una mayor conciencia ciudadana sobre estos hechos que causan mucho dolor y enlutan a las familias bolivianas.

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