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Una rendición a medias

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1 de enero de 2018, 11:00 AM
1 de enero de 2018, 11:00 AM

Si las importaciones superan a las exportaciones en $us 1.500 millones, como en 2017, algo habrá que hacer, dijo el Gobierno y decidió levantar la prohibición de las exportaciones cruceñas.


Se trató de una corrección, de una enmienda forzada por las circunstancias. Es necesario aumentar las exportaciones para contar con más divisas en el año preelectoral. Quizá el Gobierno lo haya hecho a regañadientes, porque devuelve al sector privado un derecho que le había arrebatado con tanta satisfacción.


Hugo Chávez, o su sucesor, no tuvieron tiempo para aplicar esta clase de correctivos en Venezuela. Y así les fue. Igual que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, donde los correctivos a las políticas contrarias a los empresarios del agro los tuvo que aplicar Mauricio Macri, tras derrotarlos políticamente.


Pero algo está faltando en Santa Cruz para que la rendición de las políticas del Gobierno sea completa. No puede haber una rendición a medias.


Falta, como dijo tímidamente un vocero del sector, que la rendición del Gobierno llegue a devolver las seguridades jurídicas, sobre todo respecto de la propiedad de la tierra.  


Hay que anular la FES, como se conoce a la Función Económica y Social que deben cumplir las propiedades agrícolas, que se traduce en un sistema de extorsión permanente.


Que ningún funcionario del INRA tenga al alcance de su impunidad el uso de esta espada de Damocles por la cual, en cualquier momento, y sin que medie justificación, una propiedad agrícola puede ser revertida, en parte o totalmente, a propiedad del Estado.


Se han dado cientos de casos en que los propietarios debieron aceptar que se les confisque parte de la tierra que poseían, porque la amenaza era que podían perderla en toda su extensión.


Denunciar el atropello era casi suicida. No existe un tribunal donde se pueda acudir. Todo está controlado. Se sabe de un propietario que ha tenido que pagar, que ‘comprar’ su propia tierra a algún funcionario corrupto. Y más de una vez, la misma tierra.


El caso de Ostreicher podría servir para desalentar las inversiones extranjeras en Santa Cruz, pero el detalle de este sistema tan perverso de extorsión, es una amenaza permanente que desalienta a los inversionistas nacionales.
La rendición del Gobierno está incompleta.

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