Opinión

Un Mundial con aprendizajes

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17 de julio de 2018, 4:00 AM
17 de julio de 2018, 4:00 AM

Ha terminado un Mundial que mantuvo durante un mes la atención absoluta del planeta fútbol. Ha sido un torneo que, en lo deportivo, consagró la idea del juego colectivo de las finalistas selecciones de Francia y de Croacia y selló la temprana despedida de famosas estrellas, como Messi, Ronaldo y Neymar, que no pudieron brillar como se esperaba. En definitiva, Rusia 2018 mostró la mayor rentabilidad del trabajo en equipo que el de la apuesta al talento individual. Tampoco ha sido el Mundial de las históricamente selecciones favoritas de Alemania, Brasil y España, que fracasaron frente a la renovación y la planificación de sus rivales. Antes de ellas quedaron fuera en eliminatorias las poderosas Italia y Holanda, como un presagio de la nueva era. 

La estrategia y la fortaleza física se impusieron al entusiasmo y a la tenencia del balón. No siempre el dominador del juego ganó los partidos. Triunfó el que mejor usó la inteligencia. Lo muestran claramente las estadísticas de la competencia: fue el Mundial en el que más goles se convirtieron con pelota parada y dentro del área chica. 

En lo deportivo, también la competencia castigó las improvisaciones y las indecisiones de los estrategas. La actuación sudamericana fue aceptable pero, en términos generales, inferior a las expectativas, sobre todo en los casos de Brasil y de Argentina. Los resultados obligan a las selecciones de la región a repensar su futuro y a reinventarse. Tendrán la oportunidad de hacerlo el próximo año en la Copa América. 

En lo organizativo, no hay Mundial perfecto, pero Rusia pasó la prueba con un excelente puntaje. En las 11 sedes los escenarios estuvieron maravillosamente repletos, sin ser los rusos los mayores apasionados del fútbol. La amabilidad de los anfitriones cambió cierta imagen distinta que se tenía de ellos. La impecable seguridad también alejó la amenaza del terrorismo y de los ultras. Para ello, se habilitó como innovación el carnet “fan ID”, que permitió identificar y expulsar a los seguidores peligrosos. No faltaron algunas malas conductas, pero resonaron más las efectivas sanciones o los buenos ejemplos, como el de los japoneses que limpiaron graderías y camarines.

Fue también el Mundial del VAR, la innovación tecnológica de la FIFA que nos dejó la sensación de un torneo con arbitrajes más correctos. La política no fue protagonista, más allá de los agradables gestos de la presidenta de Croacia o la de su homólogo francés Macron, combinados con la sobriedad de Putin en la clausura.

Para los bolivianos que seguimos el Mundial por los medios de comunicación, queda el desafío de elevar la calidad de la cobertura del mayor acontecimiento futbolístico del globo, ya que hubo fuertes quejas por algunas faltas de profesionalismo. Y en lo deportivo, la necesidad de exigir inmediatamente un proceso diferente para nuestra selección, bajo el ejemplo de países pequeños en población, como Croacia o Islandia, que brillaron sin aspavientos. 

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