Opinión

Trump, Bolsonaro y Latinoamérica

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22 de marzo de 2019, 4:00 AM
22 de marzo de 2019, 4:00 AM

Rompiendo una tradición de la diplomacia brasileña, el presidente Jair Bolsonaro llevó a cabo el primer viaje internacional de su mandato a Estados Unidos y no a Argentina como era lo usual, lo que constituyó un mensaje claro del alineamiento que ha resuelto establecer el nuevo mandatario de Brasil con la potencia del norte.

Argumenta Bolsonaro que la política exterior del gigante brasileño se había extraviado por razones ideológicas y había colocado a Brasilia detrás de las propuestas integracionistas de la izquierda bolivariana, descartando una relación necesaria e imprescindible con Estados Unidos y los países más desarrollados.

Además de las razones pragmáticas de la decisión, está claro que Bolsonaro logró una alianza estratégica fundamental con Estados Unidos en razón de su afinidad ideológica con Trump, el máximo representante del giro hacia la derecha conservadora que se ha producido en los últimos años a escala global.

Trump recibió este cambio con gran entusiasmo, a tal punto que el mandatario estadounidense anunció que postulará a Brasil para que forme parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el principal bloque de defensa y cooperación militar del hemisferio occidental.

En esta línea, ambos coincidieron en reafirmar su voluntad de presionar al régimen de Nicolás Maduro y advirtieron que no descartan una posible intervención militar para resolver la crisis política, social y económica que enfrenta el pueblo venezolano.

Hay que recordar que la mayoría de los países de América Latina rechazó esta alternativa y cuestionó cualquier posible intervención extranjera en los asuntos internos que los propios venezolanos deben resolver.

Con este acuerdo estratégico bajo el brazo, Bolsonaro desembarca en Chile para firmar hoy un nuevo esquema de integración política y vinculación comercial entre los países de la región denominado Foro para el Progreso y el Desarrollo de América Latina (Prosur), que apunta a reemplazar a la Unión de Naciones del Sur (Unasur) que había sido propuesta por el chavismo y los gobiernos de izquierda y que, hoy, languidece por falta de apoyo político.

Más allá de las ideologías, de izquierda o de derecha, los latinoamericanos esperamos que los vínculos de Brasil y Estados Unidos, y los nuevos espacios de integración regional sean efectivos para establecer vínculos comerciales, generar trabajo y erradicar la pobreza y la corrupción que tanto mal le han hecho a los pueblos de esta parte del mundo.

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