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15 de septiembre de 2019, 4:00 AM
15 de septiembre de 2019, 4:00 AM

Creo que llega a su fin la caminata por el ancho camino de los intereses colectivos, que mantuvo cohesionada a la sociedad civil cruceña; el modelo productivo y el sistema económico tienen ya sus propios intereses, se acabó eso de “ir juntos”.

Recién nomás, varios sectores empresariales decidieron jugarse por el modelo de crecimiento y proyectos exportadores del Gobierno, dejando de lado planes y proyectos colectivos, sin tomar en cuenta los intereses de sus propios asociados sectoriales.

Me explico: que Fegasacruz a través de OC Pereyra y su vicepresidente A. Díaz Salek (en la Asamblea de la cruceñidad) hayan apoyado la ley de chaqueos y quemas, como una especia de consecuencia política al gobierno por la exportación de $us 60 de carne, va en contraflecha de lo que dicen la CAO y Anapo: que los incendios dañan la economía del sector agropecuario (los 3 son parte de la CAO).

Hay diferencias que se irán ampliando: los exportadores de carne “van por todo”, los soyeros y otros ganaderos, no aceptan el precio a pagar por el interés de unos cuantos (minoría poderosa, sin embargo).

Parafraseando a John Foster Dulles, secretario de Estado de Eisenhower: “EEUU no tiene amigos sino intereses.”, yo me permito decir: el capital no tiene amigos, tiene intereses, de manera que seguramente ya encontrarán el camino para arreglar porcentajes.

Retomo el primer párrafo de este análisis para señalar que, desde mi punto de vista, lo que se está viviendo es un “reacomodo” de intereses. La “élite” empresaria debería ser honesta y señalar que el modelo cruceño de desarrollo, sustentado durante más de un siglo por la clase media cruceña, ya no es “su” modelo; que ellos sienten que “ese modelo” ya no les es útil.

Al contrario, ahora es una especie de camisa de fuerza que no los deja expandir sus brazos hacia la búsqueda del capital como principal objetivo; ya no se trata de un desarrollo departamental; ya no se trata de ese modelo que hizo que, en su generalidad, el proyecto colectivo sustente el crecimiento, sino de un desarrollo de grupos, de intereses. Ya no se trata de “crecer juntos”, sino de que ahora crece el que puede; las “capacidades colectivas” están perdiendo la carrera frente a lo que ellos llaman las “competencias”.

Por eso es que ya el Comité pro Santa Cruz ya no les sirve, porque tiene en sí mismo un modelo organizativo con demasiados sectores sociales cuyos intereses ya no coinciden, tiene a clases medias, a clases bajas, a pequeños productores y ahí radica el principal problema. Pero no se animan a irse, a dejar eso atrás, aunque se sienten cada vez menos parte de ellos; pasa entre agropecuarios.

Pasa lo mismo en Cainco, cuya conformación les permitió ser lo que son, con micro, pequeños y medianos, pero está presidido por los de mayor peso; estos también están en el Comité Cívico, aunque ahora se dan modos para no estar en asambleas, cuidando sus intereses.

Recién hicieron una reunión paralela a la Asamblea de la Cruceñidad. Ahí estaban banqueros, empresarios, industriales, etc.; mientras en lo cívico se discutía la defensa del modelo de desarrollo, en el otro lado se pensaba cómo exportar, cómo salir al exterior. Son otras categorías, es un hecho.

¿Está mal? Está mal no sincerarse, pero creo que era cuestión de tiempo; el proyecto colectivo sigue siendo la fuerza, es el paraguas por eso “el capital” no se va a ir del civismo porque aún hay un camino para recorrer; la política y sus tiempos son cíclicos, con el tiempo vendrán otros gobiernos que, como éste, seguirán mirando a Santa Cruz como “la caja” de donde sacar o abastecerse. Estos chocarán con el sistema productivo cruceño y entonces el capital volverá a mover lo cívico en la defensa de sus intereses. Nada que no se haya visto antes, no olvidemos que, en los años 50, mientras los campos de concentración se llenaban de gente cruceña y en Ñanderoga se la vejaba, más de uno de ellos era parlamentario o tenía espacios privilegiados…

No es personal, son intereses… simplemente.

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