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22 de noviembre de 2018, 4:00 AM
22 de noviembre de 2018, 4:00 AM

El filósofo alemán Heidegger cree que el tiempo existencial es diferente, en su orden, al tiempo físico. Sostiene que el futuro está primero; luego, el presente y, finalmente, el pasado. Por eso afirma: “El hombre primero es preocupación (futuro) y luego ocupación (presente)”. El presente no es el pasado fenecido, sino el futuro realizado. Es el futuro el que deviene en presente.

Veamos lo anterior con ojos cruceños. El futuro, al no ser una sucesión fatal de acontecimientos, no es un destino inevitable. Ni es la vía ineludible por la que tendremos que marchar. Simplemente el mañana es una consecuencia de las actividades del presente; es el producto construido, momento a momento, por nuestras acciones o nuestras indiferencias de hoy. Por ejemplo en el pasado faltó clarividencia para solucionar nuestros problemas de urbanismo.

Con este fin, hoy en día se han conformado los Grupos de Expertos (Think Tank) que planifican y diseñan políticas en torno a investigaciones del futuro para favorecer estratégicamente al progreso político, económico, social, cultural y medioambiental. Esto se sustenta en que lo venidero, al no estar predeterminado, puede ser afectado por los sucesos del presente, existiendo la posibilidad de pronosticar su perfil.

Bolivia no podía permanecer indiferente a esta temática. En los primeros días de octubre la atención mundial estuvo centrada en la reunión anual de un famoso grupo de expertos que se efectuó en Santa Cruz para argumentar las probabilidades de construir un futuro de varios futuros alternativos. Si comprendemos bien el mañana, podremos influir en él para transformarlo en un porvenir deseable.

Los jóvenes, los líderes de opinión, empresarios y autoridades nacionales y departamentales tuvieron la oportunidad histórica de interactuar con profesionales de talla internacional, incentivando y empoderando a la juventud boliviana como agente de cambio, con propuestas de políticas públicas que impacten positivamente en el bienestar de las futuras generaciones para la construcción de una Santa Cruz amigable y sustentable hacia el año 2030. Luego, la primera gran tarea será reflexionar sobre el presente desde esa posteridad imaginada (ciudad amigable), para forjar estrategias de acción dirigidas al logro de ese futuro deseable.

Esperaremos que la teoría se una a la práctica y tengamos mañana una Santa Cruz verdaderamente amigable, gracias a la loable iniciativa de la Unifranz.

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