El Deber logo
12 de abril de 2019, 4:00 AM
12 de abril de 2019, 4:00 AM

¡Qué semana mala! Primero la desventurada decisión del Concejo Municipal de implementar un nuevo plan de transporte en el primer anillo, que incluye el derribe de arboles icónicos del paisaje urbano de nuestra ciudad, y luego la noticia de que el presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, se encuentra bajo investigación por los actos vandálicos que derivaron en la quema del Tribunal Electoral Departamental (TED) de Santa Cruz, en diciembre de 2018, a raíz de una declaración del concejal de La Guardia, Fernando Subirana, quien dijo que recibió la ayuda de Camacho para comprar refrigerios y el transporte.

El presidente cívico corroboró esta versión, pero aclaró que fue para la marcha y no para los desmanes que ocurrieron después, en los que tampoco participó. Dijo que se trata de una ‘tramoya’ para involucrarlo. “Subirana participó en la marcha y se le colaboró con la participación para refrigerio y transporte. Nunca fue con el ánimo de llevar adelante ningún tipo de acción ilegal. En su declaración (Subirana) me menciona como apoyo a la marcha, pero aclarando que no tengo nada que ver”, dijo Camacho (EL DEBER 9 de abril)

Los ataques a la ciudad, por parte de la misma comuna, y el ataque político que recibe nuestro principal líder cívico no hacen más que mostrar la debilidad moral de algunas personas del municipio y la manipulación política de la justicia para fines de persecución política al Comité pro Santa Cruz y a su dirigencia, la misma que luego de algunos años de “pausa” ha vuelto a ser objetivo político del régimen actual, quien no ha dudado en identificar a Camacho como un potencial líder con buenas perspectivas políticas, ya que es lo antónimo al modelo de dirigentes gremiales y empresariales de Santa Cruz, que no dejan de aprovechar oportunidad para demostrar su altísima genuflexión al régimen y a sus agentes.

El caso del transporte y los arboles del primer anillo, nuevamente muestra que nuestra ciudad es rehén de uno de los carteles más poderosos que existe en nuestro país: los transportistas. Estos, que son dueños de líneas de micros, de trufis, de toritos, mototaxis, etc. y se han apropiado de la ciudad y de las decisiones del Gobierno Municipal.

Nuestra ciudad y el Ejecutivo Municipal han gastado miles de dólares en campañas de educación y concientización sobre el uso de las paradas, los giros a la izquierda en las rotondas , el respeto a los semáforos, el respeto a los cruces peatonales, la calles para su locomoción exclusiva, han ensanchado vías y muchas cosas más, pero no. El autotransporte urbano, calificado como el más caótico del país, no solo demuestra su falta de respeto a las autoridades y a las leyes, sino que son soberbios, malhumorados y pendencieros. Pareciera que las autoridades de la Unidad Policial de Tránsito trabajan para ellos, ojalá que no, pero si es que estas autoridades, Policía de Tránsito, no toman cuenta del asunto, deberían modificarse las leyes para que el Gobierno Municipal colabore con sus gendarmes a corregir, a denunciar y castigar a todos esos “sartanas” del volante que abusan de la población y de su infraestructura.

Por suerte los árboles del primer anillo han tenido muchos defensores, esperemos que esa defensa no amaine y que por ningún motivo se extirpe ni un solo árbol.

Tags