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17 de julio de 2018, 4:00 AM
17 de julio de 2018, 4:00 AM

Si en el presupuesto anual de un país el porcentaje para educación y salud son inferiores a los que corresponden a defensa, seguridad y otros, eso muestra de cuerpo entero la mediocridad y la visión limitada de sus gobernantes. No es actual, ha sido así casi siempre la política de los diferentes gobiernos, de no dar importancia a la salud y la educación.

Asistimos a diario a noticias que muestran que la salud se está colapsando en todos los niveles, desde postas sanitarias hasta los llamados hospitales de tercer nivel, y las diferentes autoridades van echando la culpa a otras autoridades, sin que en ese maremágnum de excusas finalmente haya una que encare dar solución a un problema que está reventando.

 Al enfermo no le importa si los problemas deberían solucionarlos las autoridades municipales, de la Gobernación o del Gobierno central, lo que quiere es que se lo atienda pronto y efectivamente y no, como ocurre en cualquier centro de salud, que llega en busca de atención y se encuentra con problemas de paros, ya sea de los profesionales, de los trabajadores de salud o de una interminable letanía para obtener una ficha, o por la falta de profesionales porque los famosos ítems no están cubiertos y así sucesiva e interminablemente sin atención y con su salud deteriorándose porque no se puede curar solo por disposición divina.

Otro tremendo problema es la ineficiente infraestructura, así sean construcciones que rimbombantemente se califican de hospitales de tercer nivel, como ocurrió en un reciente caso en el Hospital Japonés, en sus inicios un hospital ciertamente del más alto nivel en construcción, equipamiento y todo lo necesario para un funcionamiento de atención médica de calidad. Este nosocomio es una muestra real y evidente de la pésima política sobre salud que tienen las autoridades, dejan que la inercia se sobreponga a las necesidades de continua mejora y equipamiento, y esas instalaciones colapsen en poco tiempo, como viene ocurriendo con el Hospital Japonés –reitero, igual pasa en los otros centros- y no es culpa del gato que se metió entre cables y conexiones y produjo un incendio, el colapso viene de muchos años y de las permanentes pésimas políticas de las diferentes autoridades responsables de la salud en el país y con mucha pena debemos decir que va a continuar sin modificación, porque los enfermos no son un nicho interesante para conseguir votos ni un sector social que les pueda causar escozor en su ineficacia e ineptitud.

La salud está enferma y va a continuar empeorando sin visos de curarse.

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