Opinión

Retos de Santa Cruz de la Sierra

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26 de febrero de 2018, 4:00 AM
26 de febrero de 2018, 4:00 AM

Celebrar un aniversario siempre es motivo para el regocijo, pero también para la renovación de nuestros compromisos con la ciudad. Santa Cruz de la Sierra conmemora hoy los 457 años de su fundación por don Ñuflo de Chaves, en una posición indiscutible de liderazgo económico y de vanguardia en otros campos, como ahora en la lucha política para defender la democracia.

 Es impactante la historia del crecimiento cruceño. Quien llega a visitar la ciudad queda asombrado, más aún si retorna después de años y comprueba los constantes cambios de su composición arquitectónica y de sus indicadores, sobre todo demográficos. Para tener una idea, hace 118 años era la quinta urbe boliviana en población, con solo 18.000 habitantes. En 1950 era la número 1.115 del mundo, con 42.700 residentes. Hasta hace dos o tres años bordeaba los 2 millones de habitantes en la zona metropolitana, convirtiéndose en la primera de Bolivia y la 220 del planeta. Finalmente, se espera que en 2030 alcance los 3 millones de habitantes y sea la ciudad 200 más poblada del globo.

 En la constante migración interna y en la llegada de extranjeros que se quedan a vivir está una de las explicaciones del explosivo crecimiento, que hace que tengamos aquí el principal mercado de consumidores del país. La ciudad es un laboratorio social y de todo tipo, pues está en pleno proceso de construcción. Al ser relativamente nueva respecto a otras de Sudamérica y del mundo, ella ofrece oportunidades que otras ya no dan, pero también la explosión demográfica que se vive en la urbe cruceña genera complicados problemas y riesgos que se deben atender rápida, oportuna y técnicamente.

 La ciudad tiene una fuerza laboral activa que no hay en otras del país y de la región. Cada año se incorporan 57.000 habitantes al mercado de empleos. Al tener dificultades para conseguir trabajo, muchos optan por el emprendedurismo o por actividades informales.

El tejido social también está formándose con algunas dificultades, sobre todo por las naturales diferencias culturales, políticas y económicas de sus pobladores. Resulta normal que, al ser más grande, la ciudad no sea lo que era antes. Su élite también es más diversa, plural y, por lo tanto, más difícil de ser controlada por unos pocos. Santa Cruz también es ahora más morena, tiene necesidades multiplicadas, pero al mismo tiempo es líder.

Al ser más líder que antes, la capital cruceña está más de-safiada. Sus retos mayores están precisamente en el mejoramiento de la calidad de su educación, para que su gente sea más competitiva y productiva en un mundo cada vez más digitalizado. En lo social, su mayor desafío es ofrecer mayor igualdad de oportunidades a sus ciudadanos y garantizarles un espacio de convivencia armónica y pacífica, más allá de las inevitables diferencias.

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