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27 de febrero de 2018, 4:00 AM
27 de febrero de 2018, 4:00 AM

El modelo económico, social, comunitario y productivo (ME), tan ensalzado por el oficialismo y por algunos empresarios (por miedo, conveniencia o ignorancia), está haciendo aguas por todas partes. En este sentido, lo sucedido con la estatal Quipus resulta paradigmático para explicar las consecuencias de las políticas económicas erróneas implementadas desde hace doce años. Veamos: 

El ministro de Desarrollo Productivo recientemente informó de que la empresa Quipus, a la cual el Estado le asigno más de Bs 470 millones, suspenderá la producción de celulares debido a la competencia desleal. Pues bien, resulta que esta competencia desleal es vivida por el empresariado privado todos los días del año; irónicamente exacerbada por el Estado, ya que la sobrevaluada política cambiaria abarata las importaciones (legales o no). Adicionalmente, los privados tienen que lidiar con Impuestos Nacionales y la Autoridad de Empresa (entre otras agencias), que se encargan de hacerle la vida imposible al productor legal.

Otro motivo para que Quipus suspendiese la producción sería que se habría necesitado mucha innovación tecnológica, y que es muy difícil competir con firmas asiáticas. ¿Acaso no estaba esto en el proyecto de factibilidad? ¿Son tan ligeros para usar los fondos públicos? Por la naturaleza misma del producto debería darse por sentado el papel preponderante que juega la investigación en tecnología. Pero, a estas alturas no debería sorprendernos. La misma falta de planificación se hizo evidente en otros proyectos.

Al mismo tiempo el vicepresidente García afirma: “Quipus se creó para dar computadoras gratis a los maestros…”. Nada más errado que pensar que es gratis. Lo cierto es que todos estamos pagando esas computadoras, incluso aquellos que no reciben ni un solo beneficio de la empresa Quipus. Pero esto es exactamente la piedra angular del ME del Gobierno; es decir, usar nuestros recursos para dádivas y proyectos faraónicos poco rentables, algo que en el corto y mediano plazo (y ayudados por los altos precios de las materias primas) resultó en un crecimiento aparente, pero es a todas luces una política insostenible. 

El vice sigue: “…por definición [Quipus] es una empresa que no va a dar ganancias…”. ¿Y entonces qué es lo que va a dar? ¿Pérdidas? ¿No importa acaso que el déficit fiscal esté en franco ascenso? Ya sabemos lo que pasó con otras empresas que no dieron ganancias, como Enatex o la Empresa de Construcciones del Ejército. No cabe duda que Quipus es un fiel reflejo de las políticas erradas de los últimos 12 años. Persistir en el error es encaminarse hacia al despeñadero.

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