Opinión

Que el horror permita un cambio

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20 de septiembre de 2018, 4:00 AM
20 de septiembre de 2018, 4:00 AM

En Bolivia no dejamos de espantarnos por las aberraciones de la administración de justicia que están saliendo a la luz. El caso del médico Jhiery Fernández es el último, pero no el único, en el que se desvela que un inocente pudo haber sido condenado a prisión debido a supuestas presiones políticas.

Ya EL DEBER había informado de otros casos similares en Santa Cruz. Reynaldo Ramírez es otro inocente que estuvo preso ‘por error’. Su historia causó impacto, hubo censura general, compromisos de los poderes del Estado para resarcir su situación, pero todo quedó en buenas intenciones y en discursos altisonantes. Hasta ahora Reynaldo no logra que compensen su amargura y la de su familia.

Lo dramático es que las aberraciones del sistema judicial suman y siguen. Casos como el del ‘bebé Alexander’ tienen en shock a la sociedad. Una forense certificó que la criatura había sido abusada sexualmente; después se hizo una necropsia donde supuestamente se demostró que no hubo tal exceso, pero este último resultado no tuvo validez para anular la condena contra un médico que está preso por esa causa. Una grabación parece indicar que la jueza de sentencia condenó al médico aun sabiendo que era inocente, debido a presiones políticas recibidas.

Ya el Consejo de la Magistratura pidió que la jueza sea suspendida y ha ordenado que se inicien dos procesos en su contra. Por el otro lado, el fiscal general y uno de los postulantes a cabeza del Ministerio Público pueden estar involucrados en la injusticia de este caso, por lo que salieron a defender la cuestionada sentencia y a reafirmar que la condena se produjo en el marco de la ley.

La pregunta es ¿hasta cuándo vamos a seguir tolerando esta realidad? ¿hasta cuándo el sistema judicial va a seguir sumido en semejante descomposición? Lo peor es que también se debe cuestionar ¿hasta cuándo prevalecerá la impunidad de administradores de justicia y fiscales que actúan mal sin miedo porque saben que los ampara un manto de favorecimiento político?

Son miles los ciudadanos que padecen en los tribunales. Es hora de que el espanto social ayude a motivar una transformación de fondo. El presidente del Tribunal Supremo de Justicia habló de la necesidad de castigar a los malos jueces. Que no se quede en intención. La ciudadanía ya está cansada de los grandes aspavientos que se aplacan con el tiempo y que no dan lugar a ningún cambio. Ahora no alcanza con anuncios, ahora el país necesita ver que existe una real intención de sancionar y de transformar esta situación.

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