Opinión

“Q’aras contra indios”

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27 de diciembre de 2018, 4:00 AM
27 de diciembre de 2018, 4:00 AM

La convocatoria a un enfrentamiento de razas proferido por el vicepresidente Álvaro García Linera en una población yungueña hace parte de un largo inventario de postulados racistas que la autoridad promueve en sus frecuentes encuentros con comunidades campesinas. No debiera sorprendernos, pues son expresiones que corresponden a su particular lectura de la historia desde su más tierna juventud, etapa en la que recorría el altiplano boliviano con la seguridad de que un enfrentamiento final entre indios y mestizos urbanos blancoides era el mecanismo violento y definitivo mediante el cual se resolvían las contradicciones que se habían mantenido en Bolivia desde la fundación misma de la República. Un enfrentamiento entre indios y mestizos blancoides comportaba la supresión de todas las formas de colonialismo interno que los ‘q’aras’ (blancos) habían desarrollado y explotado a su favor en detrimento de los sectores indígenas desde los tiempos de la conquista española.

Una vez en el poder junto a Evo Morales, la estrategia armada dio paso a un proyecto que pretendía refundar una nación a base de una amplia alianza pluricultural y multiétnica. Abandonar las armas y reconstruir una nación menos excluyente y racista desde el poder; empero, por una infinidad de factores (entre ellos el hecho de que los indios de hace tres décadas o más ya no eran los mismos en 2006) las bombas y las armas se sustituyeron por una nueva Constitución Política del Estado.

Técnicamente, después de la ‘refundación’ del Estado Plurinacional de Bolivia ya no era necesario un enfrentamiento final del tipo que promueve el vicepresidente. Desde esta perspectiva, su insistencia parece indicar que o el ideólogo del masismo no pudo desprenderse de sus preceptos ya rebasados por la propia historia, o el modelo de Estado Plurinacional que implementaron al refundar la nación es un fracaso. Todo indica que la segunda opción –el fracaso del Estado Plurinacional– es el origen de sus rabietas. La inclusión social es, sin duda, lo mejor que hizo el MAS; no vaya a ser, sin embargo, que los impulsos violentos del segundo hombre del Gobierno terminen destruyendo lo mejor que hicieron. Lo sensato sería convocar a la integración étnica, económica, cultural, etc. de la sociedad boliviana y no a un enfrentamiento que borraría de un plumazo lo hasta ahora logrado.

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