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6 de marzo de 2019, 4:00 AM
6 de marzo de 2019, 4:00 AM

No es la primera vez que me refiero al tema y nada hace suponer que será la última. Las dictaduras formales o camufladas del presente y del futuro, seguirán aprovechando de este principio, para abusar del pueblo que los eligió, aunque sea un brutal contrasentido.

El concepto de soberanía se fue moldeando a partir de la paz de Westfalia (1648), que dio fin a la Guerra de los Treinta Años en Alemania y la Guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos. Este evento dio origen a un nuevo orden en Europa, el paso del feudalismo al Estado Nación, lo que implicó el advenimiento de la soberanía nacional.

¿Hasta qué punto se debe respetar la soberanía de países que violan los DDHH? ¿Será que la soberanía da carta blanca a los gobiernos para coartar la libertad de expresión, torturar y matar? ¿Será la soberanía un escudo para la impunidad? ¿Hasta qué punto los países que suscribieron la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) tienen que tolerar estas violaciones? ¿Puede existir democracia sin DDHH? Son preguntas que siguen rondando en mi mente, y en la de muchos ciudadanos.

La corriente retrógrada del Socialismo Siglo XXI, que asoló el continente en el pasado inmediato; y que gracias a Dios está en franco retroceso, abusó de este concepto. Cuando los organismos internacionales y la comunidad mundial les reprocho sus tropelías, apelaron a la autodeterminación, para seguir atropellando a su pueblo.

El ejemplo más dramático es el caso de Venezuela. La patria del libertador sangra, ante la mirada impotente del mundo civilizado. Solo unos cuantos gobernantes, de la calaña del narco dictador Nicolás Maduro, aplauden tamaño desastre político, social, e incluso humanitario.

Para evitar abusos como este, la OEA necesita dar otro paso, la creación del Consejo de Defensa de la Democracia. Este Consejo tendrá por finalidad hacer respetar La Carta Democrática, aplicado métodos diplomáticos, económicos; e incluso la acción militar, como lo hace la ONU, con el Consejo de Seguridad.

La soberanía del Estado tiene un límite, como todas las cosas en este universo, los DDHH son el límite, la frontera entre el mundo civilizado y la barbarie.

 

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