Opinión

Positiva activación de alternativas portuarias

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7 de mayo de 2019, 4:00 AM
7 de mayo de 2019, 4:00 AM

La opinión pública ha visto con agrado la reducción de la dependencia del puerto de Arica, comprobada ésta por la baja del volumen de comercio exterior registrado en los últimos meses. Faltan los datos del otro puerto que tradicionalmente usa Bolivia sobre el Pacífico (Antofagasta). Es posible que también allí las estadísticas señalen que hubo disminución. Son elementos positivos; demuestran que Bolivia está usando otras opciones para sus exportaciones e importaciones y con tendencia creciente. Era hora de abandonar -por lo menos parcialmente- la casi patológica dependencia de los puertos chilenos facultados por el Tratado de 1904 y la posterior Convención sobre tránsito de 1937 para servir las necesidades de Bolivia.

Es una gran noticia el que ahora se reduzca nuestra dependencia portuaria de las localidades citadas. Por fin se activan las alternativas que siempre tuvo Bolivia a su alcance y ello, después de muchísimos años de insistencia cruceña al respecto, los que se pueden contar desde el histórico Memorándum de 1904. Tuvo que surgir un golpe negativo tremendo, como sin duda lo fue el fracaso estrepitoso del Gobierno la Corte Internacional de Justicia con sede en la Haya, para que ¡al fin! el centralismo andino perciba que, más allá de la lamentable pérdida del litoral como consecuencia de la Guerra de 1879, Bolivia siempre tuvo otras opciones para salir al mar. Como es sabido, ese Tribunal negó que Chile tenga obligación de negociar con Bolivia un acceso soberano al Pacífico.

La hidrovía Paraguay-Paraná es una realidad incontestable y mueve un volumen enorme de mercancías de los cincos países de la Cuenca del Plata. Por el noreste se tiene la hidrovía que conecta el río Madera con el Amazonas; permite llegar hasta Manaos e inclusive -directamente desde allí- hasta el Atlántico. El puerto peruano y la zona franca de Ilo -cuyo convenio ha estado dormido por 30 años- está despertando de su letargo. Actualmente se hacen inversiones y se activa el movimiento de carga.

La activación de estos puertos alternativos, fundamentalmente por iniciativa privada, debe ser un disparador para que el Estado, en todos los niveles de Gobierno, prioricen la habilitación de vías y de infraestructura, ya que la posibilidad de potenciar nuevas opciones de salida a los océanos debe ser una prioridad nacional.

Obviamente, los puertos chilenos seguirán siendo usados y hay que usarlos, tenemos pleno derecho a ello, pero esta vez será bajo condiciones más favorables para Bolivia y en estricto cumplimiento de los acuerdos que norman el libre e irrestricto tránsito de y hacia Bolivia. La pérdida de su monopolio hará que las autoridades chilenas negocien de otra manera en el futuro. Y para Bolivia, mientras más salidas al exterior tenga, mejor. Hay que dejar lamentos atrás, mirar con pragmatismo lo que se tiene y saber aprovecharlo al máximo en beneficio del interés nacional.

 

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