Opinión

Panorama electoral

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30 de abril de 2019, 4:00 AM
30 de abril de 2019, 4:00 AM

l panorama electoral no parece mostrar grandes variaciones en su evolución desde hace ya varios meses, como lo demuestra la última encuesta hecha pública por Página Siete; sin embargo, algunos elementos de la misma merecen algunos comentarios.

Lo primero que llama la atención es la reducción en la preferencia electoral del candidato Mesa. Seis puntos no son una cifra despreciable y ameritan una reflexión de los estrategas de campaña del candidato de Comunidad Ciudadana (CC). Probablemente un silencio demasiado prolongado, en que la figura de Mesa parecía difuminarse como opción ciudadana en el imaginario colectivo le esté dando a Morales ese margen de ventaja. Esta hipótesis se sustenta en la certeza de que la posibilidad de que Evo se desgaste en una campaña prolongada (que parece haber sido el cálculo de CC) no tiene ningún asidero desde el momento en que, en los hechos, hace como catorce años que vive haciendo campaña; en cambio, Mesa no solo debe empezar de cero, sino, además, debe construir una imagen que, en algunos departamentos, incluso se ve deteriorada.

Podría ser también que el candidato de oposición no logre despertar las necesarias pasiones que se requieren para vencer a un adversario de la talla de Morales. El hecho mismo de que el 40% de los potenciales electores declare que no tendrían inconveniente en cambiar su voto por alguna otra opción (que eventualmente superara la posición de Comunidad Ciudadana) deja ver que el voto útil es, de momento más fuerte que Mesa en el escenario de la oposición, lo que por cierto muestra el grado de abandono en que los partidos contrarios a Evo han dejado a la ciudadanía.

El que una cifra tan elevada esté dispuesta a cambiar su voto con tal de que Morales no se eternice en el poder no debiera leerse como un simple voto útil, en realidad expresa la angustia de una ciudadanía que ve en la fragmentación opositora una verdadera amenaza a su vocación democrática, tan amenazante como a las pretensiones prorroguistas del oficialismo.

De una forma similar, cuando se les peguntó a los entrevistados quien lo haría mejor, en referencia a problemáticas tan sensibles como la salud, la educación, la seguridad ciudadana o la corrupción, la diferencia entre ambos candidatos no deja de sorprender, excepción hecha de la corrupción -en que ambos están exactamente iguales- en el resto la población cree que lo haría mejor Evo Morales. El mensaje para Morales podría leerse así: “no votaré por ti a pesar de que puedes hacerlo bien” y el mensaje para Mesa podría interpretarse como “votaré por ti a pesar de que nuestro adversario lo haría mejor”. Esta percepción ciudadana da la talla de nuestras incertidumbres como electores; finalmente, resulta que Mesa se diferencia claramente de Morales en lo que ha corrupción se refiere, pero nada más.

Después de más de diez años de desgobierno, que el principal líder contendiente no haya logrado una imagen más positiva en rubros tan estratégicos solo puede interpretarse como la eficiencia de las campañas mediáticas de Evo o la ineptitud de Mesa para darse a conocer mejor. Ciertamente si CC está pensando que los votos le van a llegar por mera función biliar de los electores, está muy equivocado. Mesa no debe buscar un voto útil, debe ir en pos de un voto ciudadano con identidad y objetivos democráticos definidos. El voto útil es parte de la emergencia, pero, la campaña deberá construir un voto ciudadano de mayor estabilidad y proyección histórica; sobre todo, porque el voto útil será el que decida el futuro de CC, pero no parece que defina el de Evo Morales.

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