Opinión

Otro muerto político

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14 de diciembre de 2017, 4:00 AM
14 de diciembre de 2017, 4:00 AM

Una grave debilidad del presidente y de su Gobierno es su casi infinita capacidad de odiar. Odian a todo el que no está pública y confesionalmente a su servicio, a sus órdenes. Guardan rencor perpetuo a los que critican cualquier detalle y mucho más a los que disienten. Son enemigos. Pero se llevan la flor de sus dardos las ONG, esas instituciones que atienden las miserias que no logra atender el Estado, esas instituciones que se dedican a lo olvidado en la sociedad. Atienden postas sanitarias donde no hay un médico. Tienen centros de desarrollo rural cuando el campesino necesita capacitación, insumos y hasta crédito. Enseñan a leer a los que no pudieron acceder a la escuela. Dan apoyo legal a los que no tienen un abogado. Apoyan a las mujeres que indefensas sufren violencia. En fin, es infinita la gama de sus actividades, tan grande como las necesidades humanas.

En su momento las ONG fueron invalorable apoyo para el MAS y para sus bases, cuando no tenían en sus manos el poder y compartían las angustias populares. Ahora, hinchado el pecho, no soportan que nadie brinde ningún apoyo y tienen celos mortales de cualquier acción desinteresada. Más que celos, tienen auténtico odio. Les bloquean todos los financiamientos. Las asfixian por todos los medios. Las vigilan de día y de noche, las someten a leyes exasperantes y les niegan todo lo que puedan necesitar.

El CEDIB es una de estas instituciones. Sus oficinas están en Cochabamba, aunque prestan servicio a todo el país. Es un centro de información y documentación que hace posible infinidad de estudios sociales y económicos de nuestra realidad. Como todas las presiones imaginables no han podido acabar con ellos, ahora les han embargado sus cuentas. Han inventado alquileres que no existían y deudas falsas. Han encomendado a sus jueces serviles que disparen el tiro de gracia.

El Cedib guarda y sistematiza toda la información nacional. No es agencia informativa que busque ni que genere noticias. No tiene periodistas que pudieran ser parciales con nadie. No trabaja con información que no hayan publicado previamente los medios de comunicación establecidos. No debiera provocar los celos de ninguno de los ministerios. Simplemente es un banco de datos que guarda ordenada la información ya conocida en el país. Pero ese es un gran pecado cuando los gobernantes necesitan que no quede rastro de lo que les gustaría esconder. No quieren testigos. Es subversivo tenerlo todo archivado. Es agresión imperdonable ser memoria científica y exacta. Para un gobierno que actúa en la oscuridad, el Cedib es una luz insoportable.

No se dan cuenta los gobernantes de que sus odios cavernarios y sus manipulaciones de la justicia han desencantado a la población. Cuando los resultados electorales los golpean, echan la culpa al imperio e inventan poderes ocultos. No se les ocurre pensar que son ellos los que nos tienen hartos de arbitrariedades, de abusos y de mentiras. No se dan cuenta de que sus rencores eternos y sus maquinaciones los debilitan más que todos los ‘opositores’ juntos y más que los millones que malgastan a diario. Creen que su oscurantismo pasa desapercibido y que nos engañan con discursos infantiles. Su inconsecuencia ha ocupado el lugar del cambio que nos habían prometido.

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