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Obra de Nilson la Torre

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31 de diciembre de 2017, 6:25 AM
31 de diciembre de 2017, 6:25 AM

Un compromiso de sangre se pactó en el homenaje postrero al destacado pensador e historiador Carlos Nilson La Torre Taborga (77), durante sus exequias en la tierra natal. El subgobernador, Conrado Saucedo, en tono emocionado, dijo: “A este ilustre patricio, de moral intachable, no se lo puede despedir con un simple muchas gracias, sino con la amplia difusión de su obra literaria, fruto de desvelos y talento creador”.

En esta dirección, junto al burgomaestre Germaín Caballero prometieron distribuir y propagar los tres hermosos volúmenes, en el género costumbrista: Hilvanando recuerdos, Mi querencia inolvidable y Esperando la carroza. 


Nilson La Torre presidió instituciones representativas, ocupó la Subgobernación de la provincia Chiquitos y fue un asiduo colaborador de EL DEBER. Con una prosa donosa, glorió el pasado de la cultura chiquitana, y sin desprenderse de la nostalgia, describe las luchas cívicas que una ‘generación de oro’, a partir de los 70, llevó a cabo con tenacidad, venciendo el ostracismo y el abandono.

En sus páginas enaltece el gran aporte de la Iglesia católica a través de los religiosos de la Compañía de Jesús, que acometieron la apertura de sendas y caminos hasta alcanzar el cerro de San Diablo. Destaca la labor misional de Ubert Fleidl Andy y Alfredo Spiessberger, emulando al Padre Elmar Klinger Eder, que dedicó su vida a catequizar a los ayoreodes; a sor Esther Bottega, cooperante de esta misión y fundadora del prestigioso colegio Santa Clara. También describe las fiestas de San José Patriarca, de la Candelaria, juegos populares y otras tradiciones. Nos habla de los jichis, duendes, choborecas y otros seres fantasmagóricos que todavía vagan por las calles.


Pero no todo fue miel sobre hojuelas. Chiquitos también sufrió los embates de la tragedia, como aquel accidente de aviación cerca de Roboré en el que perecieron ilustres personalidades, entre ellas la Madre Vicente Uboldi; la catástrofe de Chochís, cuyas pérdidas humanas conmovieron. 


Mientras pergeñaba junto a Denny ‘Negrita’ Menacho, su amada esposa y fuente de inspiración, un nuevo libro, sintió una descompensación médica que lo obligó a internarse de urgencia. Según testimonio de galenos que lo atendieron, murió plácidamente dos horas más tarde. El presagio de Esperando la carroza se cumplía inexorablemente.