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9 de agosto de 2019, 4:00 AM
9 de agosto de 2019, 4:00 AM

Cuando se visita una ciudad por más bonita que parezca, sería bueno ver su traspatio para averiguar aspectos ambientales y sociales.

Por ejemplo, ver qué tratamiento hacen a las aguas servidas; qué hacen con los residuos sólidos, los seleccionan y los transportan adecuadamente? ¿tienen buenos vertederos? ¿reducen, reciclan y rehusan la basura? Son detalles que determinan la calidad de vida de sus habitantes, más cuando hablamos de ciudades “maravilla·, “que enamoran”, “inteligentes” o de puntos turísticos privilegiados.

Veamos qué está pasando en nuestra Bolivia: El Estado hace muy poco en el deber de promover y garantizar el desarrollo integral y sostenible para el bienestar de su población, en base a la educación cognitiva y de guía formativa.

No se hace nada para desterrar la delincuencia, la ignorancia y la pobreza. Es bueno saber, cómo tratan a los ancianos y discapacitados, en qué condiciones tienen a los presos y también cómo tratan a las prostitutas.

Lo ambiental. En La Paz y El alto vierten aguas servidas al río sin ningún tratamiento.

El vertedero de basura en Alpacoma acaba de colapsar. En Santa Cruz de la Sierra y otras ciudades no promueven la educación ambiental y sanitaria. Falta la cultura del orden y la limpieza, tienen deficiencia para tratar aguas servidas y desechos sólidos.

En lo social: a) Hay un millón de adultos mayores de 60 años (8,9% de la población); 5.300 tienen más de 95 años que sufren maltrato y abandono (INE, 2017).

b) Hay 18.000 privados de libertad en 56 cárceles, con un hacinamiento del 256%, sin políticas de rehabilitación social. Bolivia es el único país donde los niños viven en las cárceles. c) Se permite la prostitución.

La ley mantiene silencio, solo existe el Código Penal de 1972 (actualizado el 2010) que condena el proxenetismo, la trata de personas y la corrupción de menores.

El control para evitar enfermedades de transmisión sexual es deficiente. Las causas son la desintegración familiar, pobreza y drogadicción. La degradación moral de la humanidad es estructural y todos estamos involucrados. Vivimos en una sociedad con crisis de valores, impera la corrupción, la inequidad y la injusticia.

Solo se muestra la economía macro, pero no se ve la triste realidad de las mayorías deprimidas como las nuestras con un índice de pobreza multidimensional del 61% (Cedla).

Por eso debemos tener sensibilidad en un país con tantas necesidades y ver nuestro traspatio íntimo y hacernos una autoevaluación y darnos cuenta en qué grado de conciencia y conocimiento estamos para dirigir los destinos de un pueblo o de la humanidad.

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