El Deber logo
14 de abril de 2019, 4:00 AM
14 de abril de 2019, 4:00 AM

El Centro de estudios para el desarrollo urbano y regional (Cedure) nos recuerda que el transporte público cruceño ha sido estudiado en cuatro oportunidades: por una consultora italiana en 1978; una francesa, Bceom, en 1994; por el mismo municipio, (Sit), en 2005 y por Jica en 2017. El gobierno municipal no implementó ninguna de estas propuestas, todas coincidentes.

Los 4 estudios identifican el problema estructural en la forma de gestión del servicio, en la que no hay un responsable ni una concesión municipal del servicio; son líneas sueltas, informales y que no conforman un verdadero sistema de transporte, generando todos los problemas del transporte público: recorridos demasiado largos y sobrepuestos, choferes no asalariados, maltrato al ciudadano, imposibilidad de cambio de bus con un solo pasaje, etc.

El nuevo plan de movilidad urbana, si bien acepta el mismo diagnóstico, no enfrenta el problema planteado, prefiriendo más bien desarrollar en lo físico un BRT, es decir, un sistema de buses sobre carril propio y vías troncales, modelo apto para ciudades conformadas a lo largo de pocos ejes troncales, sobre los cuales confluyen las vías secundarias que funcionan como alimentadoras de estos ejes.

Santa Cruz no se presta para un BRT ortodoxo, pues es una ciudad radioconcéntrica que necesita un modelo mixto de troncales y radiales.

Se debe dar un sistema principal, con cuatro a seis troncales y algunas conectoras (anillos) que podemos llamar BRT y un sistema secundario conformado por el resto de radiales y anillos que no pueden ser consideradas “alimentadoras” por su distancia a las troncales.

Lamentablemente la propuesta del plan de movilidad además de no definir los problemas de fondo del transporte público ni de su gestión, en vez de comenzar con el eje norte sur que es el que trae pasajeros a la ciudad, comienza con el pequeño tramo complementario que es el primer anillo, creando un absurdo sistema no alimentado de afuera sino que da vueltas sobre sí mismo.

El problema central es que no hay los interlocutores para la gestión del transporte: el gobierno municipal no ha creado la empresa municipal de transporte público, (como ha hecho con los residuos sólidos con Emacruz) para concesionar el servicio, ni los transportistas tienen personería jurídica para asumir un contrato como operadores.

En el tema del primer anillo, una vez cometido el error de definir como prioridad para el BRT el primer anillo en vez del eje norte sur, ambas de la fase I, lo que correspondería hacer es rediseñar las paradas por lo siguiente:

Como los buses circularán pegados al camellón se debe cambiar el lado de las puertas de los buses a la izquierda tal como recomienda JICA para no introducir un carril vehicular al área de jardín. En el actual esquema los pasajeros están incómodos en una estrecha franja entre vehículos sobre ambos lados.

Por último, sugerimos simplificar las paradas para respetar mas el área verde e impactar menos en el paisaje natural. Una cubierta plana y vidrios hasta la mitad pueden se elementos suficientes para las paradas.

Lamentablemente el plan de transporte público no enfrenta los problemas principales que son de una gestión sin dueño y que se va por lo mas sencillo y cercano: el primer anillo, dejando sin tocar el gran problema de las 140 líneas, los 7000 micros, y consecuentemente, a la gente que vive en las zonas alejadas que son las que sufren el problema.

Como siempre, se escoge lo fácil, se va del centro a la periferia y no viceversa. Es el sello de la gestión. Lo cercano y lo vistoso predomina sobre lo integral y complejo.

Tags