Opinión

No hay ganador en la guerra comercial

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10 de junio de 2019, 6:00 AM
10 de junio de 2019, 6:00 AM

La escalada arancelaria de Estados Unidos contra China no solo tiene impacto en nuestro país, sino que perjudica mucho a la economía estadounidense y a la economía mundial.

China y EEUU son, el uno para el otro, el primer socio comercial y una importante fuente de inversiones. En 2018, el comercio bilateral de bienes y servicios sobrepasó 750.000 millones de dólares, la inversión acumulada bidireccional fue de alrededor de 160.000 millones de dólares. Se ha forjado una relación mutuamente beneficiosa, con fuerte complementariedad e intereses interrelacionados, que beneficia no solo a los dos países, sino también a todo el mundo.

La guerra comercial no “ha vuelto a hacer grande a EEUU”. Los sectores manufactureros de ambos países son altamente dependientes entre sí. Muchos fabricantes estadounidenses dependen de las materias primas y de los productos intermedios de China. Para ellos es difícil encontrar buenos proveedores alternativos en el corto plazo y tendrán que soportar los costos de los aumentos de tarifas.

La guerra comercial hace daño a los intereses de los consumidores estadounidenses. La importación de bienes de consumo de bajo precio y buena calidad de China es un factor clave de la baja inflación duradera de EEUU. Según una investigación realizada por la Federación Nacional de Minoristas de EEUU, las tarifas del 25% solo para muebles le costarán a los consumidores estadounidenses un adicional de 4,6 mil millones de dólares por año.

Según un informe de Trade Partnership, si EEUU impone aranceles del 25% sobre todos los productos chinos importados, EEUU perderá 2,16 millones de puestos de trabajo, con una carga anual adicional de 2.294 dólares para una familia de cuatro personas.

La guerra comercial afecta al crecimiento de la economía estadounidense. Un informe conjunto de la Cámara de Comercio de EEUU y el Rhodium Group muestra que, bajo el impacto de la fricción económica y comercial entre China y EEUU, el PIB de EEUU en 2019 y en los próximos cuatro años podría disminuir entre 64.000 y 91.000 millones de dólares por año, alrededor de 0.3-0.5 por ciento del PIB total de EEUU.

Si EEUU impone aranceles del 25% a todos los productos chinos exportados a EEUU, el PIB de EEUU disminuirá en un trillón de dólares en los próximos diez años.

Las medidas proteccionistas del Gobierno estadounidense, contrarias a las normas de la OMC, perjudican al sistema multilateral de comercio, trastornan gravemente las cadenas industriales y de suministro globales. Con la sombra de la crisis financiera internacional aún persistiendo en la economía global, la escalada arancelaria de EEUU puede alterar el orden económico y comercial mundial, y hundir a la economía global en la “trampa de la recesión”.

El Fondo Monetario Internacional redujo su proyección del crecimiento económico mundial para 2019 al 3,3% en su informe del abril pasado, afirmando que las fricciones económicas y comerciales podrían deprimir aún más el crecimiento económico mundial y debilitar la inversión ya desalentada.

La escalada arancelaria de EEUU contra China, en vez de contribuir a la solución de los problemas, perjudica a los intereses de diferentes partes, ha recibido rotundo rechazo de la parte China, que no quiere guerra comercial, pero tampoco le tiene miedo.

China sigue comprometida con su propia causa, sin importar cómo cambie el ambiente externo. Para China, la solución fundamental a las fricciones económicas y comerciales consiste en fortalecerse a través de la reforma y la apertura. Una China más abierta tendrá interacciones más positivas con el mundo, lo que promoverá el desarrollo y la prosperidad, tanto de nuestro país, como del mundo.

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