Opinión

Nación e individuo: siempre hacia adelante

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12 de agosto de 2018, 4:00 AM
12 de agosto de 2018, 4:00 AM

Winston Churchill decía que “cuando una nación enfrenta su presente con el pasado, pierde el futuro”. El aforismo vale inclusive a nivel individual. ¡Cuán-tas personas se enredan estérilmente entre lo malo o bueno del pasado y lo malo o bueno del presente! Así obnubilan su capacidad prospectiva. Lo mismo sucede colectivamente con los países, cuando entre lo de hoy y lo de ayer sus líderes olvidan el mañana y las tareas pendientes para que un deseado porvenir sea realidad. En Bolivia muchos viven en función de lo comentado y con un resultado negativo: falta de visión para imaginar los días que vendrán. Algo similar ocurre en varios órdenes de la vida nacional; nos ahogamos entre lo que hay y lo que ya pasó.

Por ejemplo, la cantidad de idiomas y dialectos en la India es inmensa, pero inteligentemente la clase dirigente optó por el inglés como lengua común y medio de acceso internacional. No hubo cuestiones ‘originarias’ ni diatribas contra el idioma ‘colonial’. Primó el sentido común; hablar una lengua universal no achica la identidad de nadie y une a todos. Para construir una nación se precisa un espíritu colectivo único por encima de las diferencias. Y también se precisa visión de futuro, algo que está faltando por el lado de la dirigencia local.

Algunas veces sí es imperativo examinar el pasado para planificar el futuro y no repetir errores, pero no hay que quedarse ahí. Debe hacerse un balance de lo que fue, pero sin derrochar energías mirando hacia lo que ya no se puede cambiar o nunca volverá. En nuestro país por lo general se vive negativamente el pasado (sobre todo en el campo político) y con la misma negatividad se vive el presente. No es extraño entonces que se pierda el futuro y peor si se lo visualiza por extremos: a) algo mágico que vendrá por sí; b) un desastre cantado de antemano. No suceden así las cosas. El futuro es resultado del esfuerzo del presente, no se lo alcanza mediante ensoñaciones o pesadillas. Urge abandonar la dicotomía pasado/presente para auscultar con optimismo las condiciones del mañana. Simples ciudadanos y gobernantes debemos mirar hacia adelante. El filósofo alemán Federico Nietzsche solía decir: “quien mira hacia atrás termina como el cangrejo, caminando hacia atrás”. Más claro agua…

Sin desdeñar experiencias pretéritas miremos más hacia el futuro, un libro en blanco esperando ser escrito por nosotros mismos. Caso contrario, el país continuará en plano inclinado mientras otras naciones progresan y hasta podríamos precipitarnos -figurativamente- al “foso de las tarántulas” de las naciones pauperizadas e inviables. Anticipar el porvenir y actuar en función de ello es clave para progresar a nivel personal y para que los liderazgos conduzcan adecuadamente.

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