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4 de diciembre de 2018, 4:00 AM
4 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Las antiguas Misiones Jesuíticas de Moxos y Chiquitos, escrito por José Javier Martini por encargo de la Unesco para el Gobierno boliviano en mayo de 1977, desarrolla las posibilidades de su aprovechamiento turístico y muestra la precariedad de la situación.

“Santa Cruz de la Sierra fue el centro desde el cual partieron los jesuitas para la fundación de las reducciones de Moxos y Chiquitos, aunque algunas de las expediciones misionales a Chiquitos se originaron en Tarija, donde la orden estableció un colegio en 1691, patrocinado por el marqués del valle de Tojo. Santa Cruz fue también el centro de las operaciones comerciales y las comunicaciones con las misiones durante todos sus años de existencia.

Las Misiones de Moxos fueron las primeras en ser establecidas. Los jesuitas habían participado en varias expediciones de exploración de la zona, y en 1671 el provincial de Lima encargó al colegio de Santa Cruz la instalación de misiones estables. Luego de varias campañas, en 1682 fue fundado el primer pueblo, Loreto, y sucesivamente en unos veinte años, todos los demás. Las misiones de Chiquitos son algo posteriores. La primera, San Francisco Xavier, fue fundada en 1691 y las últimas poco antes de la expulsión de los jesuitas.”

Martini señala que las iglesias de Chiquitos que estaban en pie y cuya restauración había comenzado, eran extraordinarios ejemplos de la arquitectura de las misiones, y exponentes valiosos de un modelo de arquitectura que merecía su lugar en la historia de ese arte, ya que “salieron de los marcos habituales y crearon su propia expresión.”

En materia de turismo, “en el caso de las ruinas jesuíticas de Moxos y Chiquitos estamos en una situación de demanda inexistente” por la ausencia de un producto para presentar al mercado potencial, pues las cualidades del mismo no se apreciarían “mientras no se lleven a cabo los trabajos de restauración y puesta en valor, y por el acceso casi imposible por la falta de la infraestructura de transporte.”

“Las labores de restauración de arquitectura antigua no son fáciles, y son prácticamente inexistentes los especialistas en la materia. Por ello, la misión Unesco recomienda enfáticamente que se trate de asignar la responsabilidad de todo el programa de restauración de los edificios al arquitecto Roth, que por otro lado reside en la zona desde hace varios años y podría muy bien, con los medios del caso, dirigir varias obras simultáneamente.”

El valor de este territorio se comprende por la calificación de “Pueblos Vivos” de la Unesco, y sirve para comprender su importancia actual. Sin ellos, sin la gente en sus componentes indígenas y la sociedad nacional que se asimila al territorio, hubiera sido imposible posicionar internacionalmente este espacio en su dimensión humana y cultural.

La construcción de la Cultura Viva tiene su origen en “los indios chiquitos (que) constituían un conjunto relativamente numeroso y muy variado de parcialidades, agrupadas en pequeños poblados con escasa ligazón política.” “No se conoce entre ellos policía ni gobierno; no obstante, en sus juntas siguen el dictamen de los ancianos y de los caciques. El poder de estos no se hereda por sus hijos; deben adquirirlo por su valor y mérito, sin más razón que la gana de adquirir algunas herramientas o hacerse señores de otros; por su natural fiereza y altivez, se hacen la guerra unos a otros pero tratan muy bien a los prisioneros y muchas veces los casan con sus hijas”, relatan en 1978, Ernesto J.A. Maeder y Alfredo S.C. Bolsi en La población de las Misiones de Indios Chiquitos entre 1735-1766.

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