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22 de enero de 2019, 4:00 AM
22 de enero de 2019, 4:00 AM

El desencantamiento de América por parte de los jesuitas tuvo nombres poéticos: Paraquaria, Moxitania, el País de los Indios Chiquitos…

Se conoce como Paraquaria a la provincia jesuítica del Paraguay. Esta provincia tiene su origen en la carta del 9 de febrero de 1604 que el padre Aquaviva, padre general de la Compañía de Jesús, le envió al padre Diego de Torres indicándole cómo debía hacerse la división del territorio que abarcaba gran parte de la América del Sur. Por problemas de retraso de la correspondencia y la interpretación de la misma, se concretó el 1607.

El primer provincial designado fue el padre Diego de Torres, que llegó a Córdoba en 1608 con 13 misioneros. En el momento de su creación esta provincia comprendía parte de Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia (misiones de Chiquitos y Tarija) y de Brasil (sureste del Mato Grosso y los estados de Santa Catarina, Paraná y Río Grande del Sur). En el territorio de la provincia, luego de la separación de Chile de Perú, existieron los colegios de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, La Rioja, Salta, Santa Fe, Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán, Tarija, Belén y Asunción, la Universidad de Córdoba, las residencias de Catamarca y de Montevideo. Sergio Raczko, historiador y periodista, ha realizado una serie de documentales que recogen la vida en el territorio jesuítico y su proyección con el siglo XXI.

La importancia de este territorio está en su organización, desarrollo y proyección humana, espiritual y cultural. Para comprenderlo, digamos que otro valor a los ya vistos fue instalar la primera imprenta y que funcionaba en Loreto, Santa María la Mayor y San Francisco Javier. “El primer pedido a Europa, que incluía imprentero, se realizó en la Congregación de 1630. Mientras tanto, los libros producidos en América se imprimían en Europa (y para superar la limitación de su ausencia, se hacían) copias a mano en las reducciones. No cesaron en infinidad de solicitudes hasta que llegó el imprentero vienés Juan Bautista Newman y los guaraníes armaron la imprenta. El Martirologio, la Instrucción práctica del P. Garriga, los dos del P. Ruiz de Montoya y la Carta de Antequera se publicaron en castellano; el Manual en latín aunque incluye partes en castellano y guaraní; mientras que los demás son obras en guaraní”. (Crónica de la Tierra sin Mal)

En el territorio extendido entre los contrafuertes andinos y el Río Grande vivían los itonamas, cayubabas, canichanas, tacanas y movimas; posteriormente llegaron los moxos de la etnia arawak, que desarrollaron una cultura más compleja. Hoy se habla cuatro idiomas según el nombre de su pueblo antiguo: trinitario, ignaciano, javeriano y loretano.

Moxitania, Paitití, Candire, El Dorado o Enín son antiguos nombres de la región. Los jesuitas llegan a Moxos en 1675 con la idea de organizar pueblos donde se tuviera todo lo necesario, se reciba la evangelización y catequesis, y puedan defenderse de los enemigos. Pedro Marbán, Cipriano Barace, José del Castillo y Antonio de Orellana recorren el terreno y establecen contacto con los moxos. En 1682, una vez conseguido el permiso de los superiores jesuitas, se funda el primer pueblo: Loreto. (Enrique Jordà, S.I.: Pueblos mojos y su aportación al quehacer nacional de Bolivia)

“La provincia de los Moxos era unión de naciones, una formación social multilingüe y multiétnica. No era una sociedad esclavista, sino heterárquica y autonómica, tribus de hombres y mujeres libres y confederado”. (Emir Iskenderian Aguilera, Moxitania precolonial: ¿esclavismo o autonomía?)

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