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1 de diciembre de 2018, 4:00 AM
1 de diciembre de 2018, 4:00 AM

En las últimas décadas se ha generalizado la tendencia de pasar de un turismo de élites a otro popular, en el que se pueda mostrar la cara mestiza e indígena de las ciudades. Para lograrlo se recurre a mercados de abasto, en los que es posible disfrutar de una genuina experiencia gastronómica típica de cada región; así como de espacios artesanales en los que el turista pueda entrar en contacto con los propios productores.

Tenemos que aceptar que los actuales viajeros consideran, además de los recursos patrimoniales: museos, monumentos y referencias urbanas, las experiencias culinarias como algo significativo a la hora de definir destinos o de recomendarlos. Blanca García, experta en turismo: “No es lo mismo visitar un destino que sentir un destino (olores, colores, gusto, texturas…) y vivir un destino con sus habitantes. Hay que integrarse en la forma de vivir y en la cultura propia de cada lugar, impregnándose de todo lo intangible hacia la creación de un recuerdo que perviva después del viaje y que pueda ser transmitido a los demás”.

El turismo gastronómico y la visita a los mercados de abasto hacen que el turista sea parte del valor cultural del lugar en el que se encuentra. De esta manera, vemos un crecimiento del turismo urbano relacionado con la gastronomía, sus restaurantes, sus escuelas gastronómicas y sus mercados de abasto. La ciudad de Santa Cruz de la Sierra se ha constituido, desde hace más de veinte años, en un centro de encuentros, convenciones, negocios, universidades y actividades que se desarrollan en varios sectores de la actividad económica, académica y turística, donde la gastronomía adquiere cada día mayor relevancia y los mercados de abasto van comprendiendo su rol en este nuevo modelo, su autenticidad despierta gran interés: un mosaico de colores, sabores y costumbres.

Es por ello que el municipio cruceño, siguiendo los nuevos paradigmas internacionales en el ámbito turístico, se encuentra en la tarea de recuperar los espacios públicos de los mercados de abasto tradicionales, con el propósito de hacerlos más funcionales tanto para quienes venden sus productos como para los clientes que visitan y compran los productos que son parte de la gastronomía local e internacional y consolidarlos como un recorrido lleno de experiencia para los turistas que lleguen a la ciudad y para las personas que día a día acuden a comprar los productos para elaborar deliciosas recetas que componen su acervo gastronómico.

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