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24 de febrero de 2018, 4:00 AM
24 de febrero de 2018, 4:00 AM

Creo que el título lo dice todo, creo también que todos, o gran parte de todos saben a lo que me refiero, pero nunca será suficiente repetirlo hasta que llegue a su destinatario que es nuestro presidente, Evo Morales, quien merece nuestra consideración y nuestro apoyo en estos momentos, cuando parece que extrañas y no revolucionarias tendencias en su entorno han elevado muros que imposibilitan una comunicación que debió ser corriente y fluida. Menos mal que los arroyos, por muy sutiles que sean, son persistentes y pueden derribar  murallas de piedras. Esa es la esperanza, plagada de obstáculos y escabrosidades, dado que a estas alturas esas tendencias han adquirido escamas y callosidades disimuladas con el adulo y el culto a la personalidad, fenómeno ajeno a la revolución, que luego se convierte en su negación.

Están los adulones del principio, conocidos y fácilmente detectables y de quienes ya nos ocupamos en otras notas; adulones de medio tiempo, mañosos y más peligrosos, porque por ellos se facilitó la infiltración de la derecha al proceso, con la explicación seudorevolucionaria que aludía al pensamiento de un gran revolucionario, Gramsci; están los adulones de última hora, variopintas especies del zoológico político, que se caracterizan más por ‘peguistas’.  Esta historia es conocida por repetida y ya es una caricatura en nuestro medio.

Es muy cierto, y hasta natural, que tantos muros hagan casi imposible la audición del presidente e incluso reduzcan su natural condición de líder, que sigue siendo una ventaja para el proceso y frente a una retrógrada derecha que no tiene líderes ni propuestas.

Se explica que tantos muros hayan casi imposibilitado la audición de nuestro presidente y ahí radica el peligro. Es que no se escuchan los clamores de los sectores sociales, ciertamente influenciados por los "cívicos" y por partidos políticos y otros, los más, sin influencia de estos.

No faltarán los comedidos de esta colorida fauna, que incluso a nombre del guevarismo (!!!???) cotorreen: "Está hablando la derecha", "se ha pasado a la derecha", "es una postura contrarrevolucionaria". La verdad es que me tienen sin cuidado tales calificativos.

Hace tres años vendí mi auto y me convertí en un ciudadano, no de a pie, sino de “a micro”. Era una terapia curiosa al principio, ahora es un hábito y cada vez me asusta más lo que escucho cuando se hablan los temas corrientes que la gente comenta. En ocasiones el viaje desde el lugar donde vivo hasta el centro o a una ciudadela de Santa Cruz, se transforma en una miniasamblea, donde se escuchan, entre los temas del salario, la educación de sus hijos, la canasta familiar, otros con el hilo conductor político. Nuestro pueblo felizmente es muy politizado, frases como estas: “¿Qué le pasa a Evo?”; “La culpa es de su entorno”; “Se ha vuelto soberbio”; “Ya no cumple lo que promete”; “antes era humilde”. Otros comentarios, de un escalón social más arriba dicen: “Los opositores están en su jauja”; “las metidas de pata le ayudan a estos fachos”; “debería seleccionar a sus colaboradores”; “la derecha se nos está montando”, etc.

Otros comentarios de otros círculos que no se trasladan en micro, no los tomo en cuenta. Los primeros son los que más y mejor me orientan y a ellos me remito en defensa de nuestro proceso y por la preservación del único líder que hay en Bolivia. Por eso le pido, compañero presidente, renuncie a la repostulación, demuestre ser el mejor demócrata, porque aceptamos jugar a la democracia, pero la de verdad, a diferencia de la derecha que usa la democracia o la tiranía como el papel higiénico. ¡Renuncie ahora, más tarde ya es tarde!

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