Opinión

Luchas de la prensa

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2 de abril de 2018, 4:00 AM
2 de abril de 2018, 4:00 AM

Sin estridencia y por naturaleza silencioso, el periodismo digital está ganando un espacio abrumador en todo el mundo. Ese fenómeno es más rápido en algunos países que en otros, pero el rumbo es claro: el universo informativo que conocimos hace pocos años experimenta una mutación radical. Es inútil desconocer que las personas que tienen una pantalla celular en las manos se informan más por los medios digitales que por el papel impreso. La primera versión de un acontecimiento suele estar en las pantallas de los celulares con más detalle y amplitud que los medios impresos son capaces de ofrecer. Es la diferencia entre la navegación fluvial y la supersónica o entre los 70 días que llevó la travesía de Colón y los siete minutos de un cohete transcontinental.  

En su variante de costos, esta transformación es un respiro para la mayoría de los medios, ahora frente a una perniciosa forma de populismo que intenta imponer ‘verdades paralelas’. Sumado a las apreturas económicas que los acosan, ha surgido con ímpetu estos años la presión autoritaria, incómoda con versiones diferentes y con frecuencia contrapuestas a la oficial. En Venezuela, hace años que El Nacional confirió a la noticia electrónica el liderazgo de sus informaciones, al igual que Tal Cual Digital de Teodoro Petkoff, el guerrillero que hace muchos años renunció a la asfixia socialista y se atrincheró en el periodismo para oponerse a verdades únicas. Sin recursos para imprimir en papel, se volcó a la plataforma digital desde donde pudo eludir chantajes en la forma de tinta, papel y publicidad oficial. Medios como el de Petkoff, ahora retirado y limitado por achaques de la salud, se han vuelto refugio para periodistas defensores de la libre expresión.

Para muchos medios impresos, incluido el que acoge esta columna, la información electrónica, por su volumen e inmediatez, es la mejor arma de las libertades básicas que los populismos intentan socavar. Las versiones electrónicas alcanzan a más personas que los propios medios tradicionales. Pregunten a Humberto Vacaflor, de la carta semanal Siglo XXI, sobre el alcance de su boletín editado en Tarija y les sorprenderá saber la geografía que transita. Esta realidad fue entendida hace tiempo por todos los gigantes de la información, obligados más que nunca a valorar el espacio y a ofrecer profundidad y detalles más vívidos que los traídos por las versiones digitales inmediatas. El tema es amplio y complejo y volveré a tratarlo.

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