Opinión

Los viajes presidenciales

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16 de junio de 2018, 4:00 AM
16 de junio de 2018, 4:00 AM

En nuestro paso por la Cancillería y por el Ministerio de Informaciones tuvimos que ocuparnos bastante con el tema de los viajes presidenciales, por dos motivos principales: el permiso del Congreso y la falta de recursos. Si la oposición en el Congreso era muy fuerte, como solía suceder, se producían verdaderas batallas para justificar un viaje oficial, pese a que el permiso se lo solicitaba con tiempo y se explicaba las razones de la ausencia del jefe de Estado. Lo otro era la pobreza franciscana del Gobierno, lo que suponía hacer esfuerzos extremos, rogándole al Tesoro hacer los desembolsos necesarios para que el mandatario pudiera ausentarse sin apuros y volar en una buena línea comercial, se alojara en un hotel digno y llevara algunos dólares para alguna retribución. Los amigos y ministros lo despedían en El Alto deseándole éxitos, pero sin subirse al avión.

Preferiría no referirme a S.E. para que no se diga que le tengo manía, pero como sigue de presidente y pretende seguir durante muchos años más, no queda sino hablar de él. S.E. no soporta estar en el Palacio porque lo odia por colonialista y oligárquico. Ya sabemos que todos los días se va de viaje a cualquier sitio con tal de no sentarse en la silla a gobernar. Para él gobernar es viajar. Que otros solucionen los problemas o sus propias metidas de pata mientras él juega fulbito en el Chapare, Buenos Aires, Santiago o Moscú. S.E. tiene picazón por viajar.

Mucho más si, como ahora, se juega un Mundial de fútbol. Primero fue en Sudáfrica, luego en Brasil y ahora en Rusia. S.E. planea entrevistas que coincidan con el fútbol y dice que traerá millones de dólares en inversiones, que hará una cruzada por el mar, que explicará sobre el ‘proceso de cambio’, y lo que quiere caprichosamente es ver las inauguraciones. Sentir, en la cancha, el olor a pueblo, en lugares donde, además, el pueblo no le recuerde que Bolivia le dijo No. 

¿Para qué tanto show? ¿Para qué tantas mentiras? ¿Tanto infantilismo? ¿Qué es eso de que en cada Mundial S.E. tiene entrevistas presidenciales justamente para la inauguración? Por cortesía lo pueden recibir, mas habrá que imaginar la ira que debe provocar semejante impertinencia de llegar justo en el peor momento para un anfitrión. Pero dejémonos de historias, S.E. se va a Rusia a ver el Mundial porque le da la gana y luego seguirá viendo los partidos por tele en La Haya, y en China y por donde pase. No se va a perder un solo juego, aunque los transmitan a media noche. 

¿Nos podemos imaginar lo que sería si la selección nacional se clasificara para un Mundial? ¿Si hubiera tenido la dicha de Jaime Paz y de Goni de clasificarse a un excelente equipo? S.E. se iría al país que fuera una semana antes para dormir con el equipo. Afortunadamente, para el próximo Mundial, S.E. estará en su chiringuito en el Chapare, vendiendo surubí frito y chicha, con una pelada a su lado, como él ha dicho que quiere hacerlo. Ahora no hubo nada importante para clasificar a nuestro equipo, que ya está en el fondo, por debajo de Venezuela, que tiene a muchos de sus cracks jugando en los torneos europeos.

¿Pero y la Asamblea? Bien, gracias. Nadie dice ni mus. A S.E. no se le ocurriría informar sobre algún viaje y menos pedir permiso ante un Congreso absolutamente sumiso. Sería ofensivo para él. Y si alguien de la oposición quisiera que dé cuenta sobre los logros de alguno de sus siempre “exitosos” viajes, levantarían la mano los que sabemos y sanseacabó.

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