Opinión

Las siete vidas de No solo cine

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24 de septiembre de 2018, 4:00 AM
24 de septiembre de 2018, 4:00 AM

No solo cine es el escenario donde el artista y el lector se encuentran para que ambos sumen una historia extraordinaria. Conocí su portal de internet antes que a su autor y navegando por sus aguas culturales pude conocer a José López como si hubiéramos conversado desde hacía mucho tiempo. Entrar a No solo cine (www.nosolocine.net), desde Bolivia o desde cualquier otro país donde me encontraba viajando, era tener la posibilidad de servirme un banquete narrativo y audiovisual que no se halla así nomás en este mundo. A veces me topaba con textos sabrosos, otras, con entrevista de viva presencia que daban voz a los directores de cine, a escritores, a los amantes indiscutibles del teatro, de la música, a los ojos únicos que hacen de la fotografía la forma más exquisita de ver el mundo, a los irreverentes de la no ficción, capísimos en documentales que saben narrar a los seres humanos que viven en silencio en algún lugar oculto de la existencia.

Después conocí a José en persona. Nos estrechamos las manos en un restaurante de comida japonesa en Barcelona y ahí supe que su amistad tiene el tamaño de su talento: un amigo cálido que además tiene la sabiduría de narrador oral como lo tenían los primeros hombres de la humanidad que eternizaron el arte de contar historias. Me contó sobre los misterios guardados en la botella de un vino, me habló de sus logros y proyectos literarios, sobre cómo fue rodar la película Las tres vidas de Pedro Burruezo, su amistad con Rubén Blades y sus ojos se iluminaron más cuando pronunció el nombre de su padre, José López Días, que lamentablemente falleció el 15 de septiembre, a la edad de 93 años. “Descanse en paz don José”, le deseé a este hombre sabio que a través de su hijo supe que fue un migrante de oficio, que durante los años de su primera juventud se dedicó a las labores de campo en su aldea gallega de Piño y que después se lanzó a Cataluña, donde su primer trabajo lo consiguió en los antiguos tranvías de Barcelona.

Ya no lo conoceré en persona a don José, pero seguiré navegando por las páginas de No solo cine, donde su hijo seguirá contando historias como lo hace desde hace siete años, cuando inauguró ese portal. Siete años. Yo pensaba que eran muchos más porque desde el principio percibí la musculatura solvente de un medio de comunicación digital que ha hecho de la difusión artística una forma en sí de hacer arte.

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