El Deber logo
7 de diciembre de 2018, 4:00 AM
7 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Las primarias son el último intento de consolidación de un régimen totalitario en Bolivia, el largo recorrido del MAS por intentarlo de todas las formas, menos la legal. Llega a esta instancia después de atravesar caminos irregulares propios de un esquema sindical, pero no de un Estado de derecho.

Forzó la Constituyente aprobando su Constitución en un cuartel militar y luego forzó un acuerdo con la oposición en el Congreso que, sin ninguna facultad legal, enterró la República y creó un Estado Plurinacional que cada vez se vuelve más forajido por el incumplimiento de sus leyes.

Consolidó el manejo de los tres poderes del Estado y del Ministerio Público para implementar un sistema de persecución, criminalizando a la oposición. A través de su Tribunal Constitucional, se dictó un fallo en el que dejaron sin validez un mandato constitucional “porque correspondía a la República” y con ello se viabilizó su tercer mandato.

Llamó a un referéndum para habilitarse en un cuarto mandato y lo perdió; sus primeras declaraciones fueron que habían jugado solo el primer tiempo; recurrió después a su Tribunal Constitucional y, aduciendo el absurdo jurídico de que la reelección indefinida es un derecho humano, lo habilitaron para un cuarto mandato, ignorando los resultados del 21-F y de ahí seguirá ad infinitum.

Los cambios de actores en el órgano electoral, no son otra cosa que la crónica de una habilitación anunciada, porque perdieron la vergüenza política para mentir con naturalidad y manipular medios de comunicación, frente a una oposición que aún no tiene musculatura para pelear por el poder y que colectivamente está cavando su propia fosa.

Para entender el fondo de esta lucha política, hay que mirar comparativamente a los países del ALBA. Cuba necesita a Caracas por el petróleo y necesita que los problemas estén lejos de sus fronteras para que nadie se acuerde de ellos. Los cubanos son los únicos dependientes económicos dominantes en la agenda política de los países del ALBA.

Venezuela, con Chávez, ejerció un liderato basado en los precios del petróleo que despilfarró de manera inmisericorde y hoy tiene una crisis humanitaria sin precedentes en América Latina. Nicaragua apretó el torniquete de la represión cuando se le acabó la subvención venezolana y la gente empezó a sentir la crisis económica.

Todos estos países hicieron trampas electorales, cambios constitucionales vía constituyente, habilitaciones presidenciales fuera del marco legal, se hicieron dictar fallos de su Poder Judicial para darle un marco de legalidad ante los organismos internacionales y consolidar sus dictaduras electorales en base a trampas y desconocimiento de la voluntad popular. Todo esto también pasó y pasa en Bolivia.

El foro de San Pablo se reunió en julio de 2018 en La Habana-Cuba, con la presencia de todos los presidentes de este bloque más movimientos políticos afines. Analizaron lo siguiente: Los presidentes que respetaron las reglas democráticas de la alternabilidad política, hoy o están presos o por ingresar a prisión; ejemplo Lula da Silva y Cristina Fernández de Kichrner. El otro mandatario que decidió poner un candidato de confianza para retomar el poder después, Rafael Correa, hoy también está perseguido por su propio alfil.

Por lo tanto, Cuba, Maduro, Ortega y Evo no deben dar ni un paso atrás, lo que implica retener el poder por todos los medios, a cualquier costo como ya lo estamos viendo en estos otros países.

¿Hay garantía de que haya un traspaso de poder en Bolivia como en cualquier democracia seria? Tengo mis dudas, pero no pierdo la esperanza, como hombre democráta. Creo que la resistencia pacífica, continua y permanente logrará la recuperación de la democracia, la libertad y la justicia, para que todos podamos vivir nuevamente en paz en nuestra tierra.

Tags