Opinión

La prensa del otro lado de la cordillera

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30 de marzo de 2018, 4:00 AM
30 de marzo de 2018, 4:00 AM

Una corta visita a Chile me permitió explorar la prensa de Santiago y conocer cómo se informa el público sobre lo que está pasando en la última ronda de alegatos en La Haya. Así como –en alguna ocasión– se ha criticado poca objetividad de nuestro periodismo, está claro que en el chileno está totalmente ausente este principio. En El Mercurio se puede leer muchas frases interesadas y subjetivas de sus redactores: “Se veía cierta modorra en el equipo boliviano. Se podía ver a varios de sus integrantes distraídos, bostezando o cabeceando. Eso cambió muy rápidamente cuando subió al podio Harold Koh. El discurso del exdecano de Yale, que expuso ante la Corte las implicaciones para la diplomacia y el derecho internacional de la demanda, despertó de inmediato a la contraparte. De pronto, todos lo miraban fijamente, algunos con ojos bien abiertos, sorprendidos por sus argumentos” (textual).

Hace años que he dejado de ver televisión nacional, así que no puedo hacer comparaciones. Sin embargo, sí puedo afirmar que en la televisión todo es más grotesco. Tanto en los programas matutinos como en los paneles nocturnos de Chile –con historiadores y diplomáticos invitados–, la consigna parecía única y con muy pocas voces disonantes: existe un tratado que dilucida todos los temas que quedaron pendientes después de la guerra; Bolivia tergiversa la historia a su favor; las resoluciones de la OEA no crean obligación alguna de negociar; la postura boliviana convertiría mecánicamente cada fragmento diario del diálogo diplomático en una fuente de obligaciones jurídicas y se multiplicarían los conflictos; existirían supuestas rectificaciones a documentos y declaraciones presentadas, incompletas o amañadas, por los abogados de Bolivia.

Una gran diferencia con relación a los medios locales –por falta de recursos, interés o apoyo oficial– son los enviados especiales. He podido ver equipos de reporteros haciendo frecuentes despachos en vivo. Todo lo que sucede en los pasillos y oficinas de su centro de operaciones en el hotel Hilton es ilustrado con fotografías, entrevistas y percepciones de sus periodistas in situ. Detalles –casi domésticos–, como que dos de sus abogados internacionales salen a correr en los alrededores del hotel, capeando el frío, hacen que el gran público acompañe de cerca la defensa del equipo chileno.

Las repetidas citas y elogios al presidente Morales –de parte del coagente boliviano, Llorenti– llamaron la atención y causaron sorpresa a la prensa mapochina. En 10 minutos de intervención mencionó en cinco ocasiones al presidente. “Utilizó el estrado para referirse al proceso de cambio que se realiza en Bolivia”, destacó La Tercera. Se percibió que el cierre del alegato tuvo una clara intención de destacar la figura de Morales y pareció estar más destinado a la contingencia interna. El Mercurio especuló –incluso– que el agente Rodríguez no habría querido leer el discurso, emitido finalmente por el coagente.

Para el periodismo de este lado de la cordillera la argumentación boliviana tiene un fuerte componente emocional. Morales habría “instrumentalizado la relación bilateral como herramienta de política interna buscando su reelección indefinida”. Lo señalan como “el principal obstáculo para tener una relación constructiva, y que su proyecto personal estaría hipotecando la relación entre los dos países”.

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