Opinión

La migración campo-ciudad y las ciudades intermedias

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22 de mayo de 2018, 6:44 AM
22 de mayo de 2018, 6:44 AM

La comunidad académica ha sido sorprendida por una afirmación del vicepresidente, Álvaro García Linera: “Mientras en el resto de los países la población rural disminuye, en Bolivia comenzó a suceder un proceso diferente: la población rural se ha incrementado".

Las palabras de las autoridades causan Estado en función de su investidura. La afirmación del vicepresidente contradice la tendencia migratoria campo-ciudad que se está produciendo en Bolivia y resulta preocupante si, sobre la base de esas afirmaciones, se aprueban políticas públicas. En este momento, un 75% de la población boliviana vive en el área urbana y un 25% en el área rural, y, repito, la proyección señala que el año 2032, en dos censos más, la población urbana será del 90%.

A esta altura del conocimiento y la experiencia acumulada en América Latina, ya sabemos que para que no se acelere la migración se necesita solución a dos situaciones: 1) concentración de servicios públicos de calidad en ciudades intermedias, y 2) opciones de desarrollo económico y simbólico que fije a la gente en el territorio.

La experiencia demuestra que los gobiernos centrales no están en condiciones de ofrecer solos respuestas a estas cuestiones y que deben facilitar y alentar que la iniciativa y la creatividad de la gente que vive en los territorios lo hagan, junto con sus autoridades locales.

Bolivia tiene 330 gobiernos locales; de ellos, 236 municipios tienen una población menor a 20.000 habitantes y están sometidos a presión migratoria por ausencia de servicios públicos integrales en el territorio, y por falta de opciones de desarrollo productivo sostenible.

Para enfrentar esos retos, necesitamos respondernos respuestas puntuales. ¿Tienen los departamentos las condiciones objetivas (competencias, recursos, institucionalidad...) para enfrentar su desarrollo de manera integral, liberando sus capacidades y dándose respuestas efectivas a sus necesidades? ¿Cree el Gobierno central, en su infinita inocencia, que puede resolver los problemas y necesidades de la gente que vive en los territorios construyendo obras dispersas definidas desde el centralismo? ¿Cree que puede liberar la creatividad, la producción y generar excedente económico y simbólico, limitando a los departamentos en la toma de sus decisiones?

En su momento, la Unión Europea creó una serie de indicadores de desarrollo y cohesión social que le permitieron identificar las regiones, dentro de los países, que se encontraban por debajo de la denominada ‘Media Europea’. Para ellos se crearon programas de apoyo que les permitieran mejorar sus indicadores, y habrá que señalar que tampoco resolvieron el problema del despoblamiento rural.

El ejemplo de Chuquisaca ayuda. La media de crecimiento intercensal nacional es 1.57. El crecimiento de Chuquisaca es de 0.69, menos de la mitad del crecimiento nacional. Santa Cruz departamento tiene un crecimiento de 2.11 y existen municipios, como Warnes y La Guardia, que están alrededor de 5.

Las provincias Azurduy, Tomina, Hernando Siles, Yamparáez, Nor Cinti, Sur Cinti, Belisario Boeto y Luis Calvo ya tienen pérdida de población de manera tendencial, pues se encuentran con números negativos o por debajo de la media nacional. Oropeza sale de la tendencia por el crecimiento de Sucre (1.54). Y en la provincia Zudáñez por Zudáñez (3.33) y Presto (2.24).

Interesante será conocer de su voz cuál es la fuente que utiliza el vicepresidente para fundamentar su afirmación.

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