Opinión

La intervención armada no es la solución

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11 de mayo de 2019, 4:00 AM
11 de mayo de 2019, 4:00 AM

Pese al que parece ser el sentir de una gran mayoría de los venezolanos, la grave crisis política, económica, institucional y humanitaria por la que atraviesa Venezuela, no se solucionará por la vía de una intervención militar extranjera. Según los resultados de una encuesta de la firma Meganálisis, publicados en el Nuevo Herald, el 89,5% de los encuestados piensa que la Asamblea Nacional “debe autorizar que misiones militares extranjeras se empleen en el país”, frente al 8,6% que piensa que no debe hacerlo. Por otro otro lado, el 87,9% piensa que en la actualidad Venezuela está “intervenida y controlada por Cuba y Rusia”, mientras que un 8,5% piensa que no.

El 91,2% cree que no es posible que “sin la ayuda militar de otros países” se pueda lograr la salida de Maduro y del Chavismo, frente al 7,5% que piensa que es posible.

Las reiteradas declaraciones del presidente Donald Trump y de otros altos funcionarios de Estados Unidos en sentido de que para apoyar a los venezolanos que desean recuperar la democracia “todas las opciones están sobre la mesa”, han sido interpretadas en sentido de que la estrategia estadounidense no excluye el uso de sus fuerzas armadas para intervenir en Venezuela. Estos anuncios no son coherentes con otras acciones concretas de la actual administración, en especial el cese de las intervenciones en Siria y Afganistán.

Por ello, tal vez esté en lo cierto el conocido comentarista Andrés Oppenheimer para quien una intervención armada es “poco probable”. Después de la “fallida rebelión contra un Estado fallido”, como la califica el prestigioso periodista venezolano Alberto Barrera Tyszka, del último 30 de abril, resurge el propósito de enfatizar los procedimientos diplomáticos para colaborar en la búsqueda de soluciones razonables a los problemas que enfrentan los venezolanos.

El denominado Grupo de Lima, reunido en la capital del Perú, reiteró su apoyo a los esfuerzos para “restablecer el estado de derecho en Venezuela de manera pacífica y en respeto al orden constitucional”. Como una novedosa maniobra diplomática, propuso “una urgente reunión de representantes de ambos grupos (el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional integrado por otros países) para buscar la convergencia en el propósito común de lograr el retorno a la democracia en Venezuela”.

El Grupo de Contacto Internacional, en su reunión de San José de Costa Rica, reiteró que la soluciones en Venezuela se deben lograr sin “injerencias” y “sin ninguna forma de despliegue militar”. La mayor novedad en estas iniciativas fue la invitación hecha por el Grupo de Lima para que Cuba se involucre en los esfuerzos de apoyo conjunto a los venezolanos. De igual modo, el anuncio del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, de que se “estaba trabajando” con Cuba para “lograr la salida de Maduro”.

Estos cambios podrían despejar el camino a seguir para apoyar, desde afuera, el logro de una solución eficiente para el pueblo venezolano.

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